Cibermitanios

La inflación

Cuando alguien echa más agua a los ríos.
Empezaré hoy una serie de artículos en los que tocaré temas de Led Zeppelin economía, política y sociedad, pero, como siempre, desde una perspectiva científica, con los que espero equilibrar un poco la balanza sumando dos o tres lectores que aún tengan su cerebro intacto de tanta ideología, sea de izquierda o derecha, de arriba o de abajo: toda ideología es el recurso de quien no sabe pensar.

Imaginemos que dos personas naufragan y que la corriente las conduce hasta una isla deshabitada...
Naufragio económico

No dije que fueran marineros.

Luego de descansar un rato y escribir "SOS" con piedras, deciden salir a explorar por separado en busca de recursos para sobrevivir hasta que llegue la ayuda. Quizás también aprovechen para hacer sus necesidades en privado. No es asunto tuyo.

Al cabo de un rato, María vuelve con 10 bananas que encontró en un árbol. Juan descubrió otro árbol del cual rescató 10 naranjas.

Como ambos prefieren una dieta lo más variada posible, determinan con toda sensatez que una banana equivale a una naranja y que si quieren las pueden intercambiar una por una en cualquier momento.

1 Banana = 1 Naranja

En otras palabras: el precio de una banana es una naranja, y viceversa.

Pero... Inesperadamente, un rato más tarde, Juan encuentra 10 naranjas más. ¿Cuánto vale ahora cada banana? Obviamente, 2 naranjas, porque Juan seguirá queriendo la posibilidad de comer bananas, pero María quedaría en desventaja si cambia cada una por una naranja.

Si interpretamos las naranjas como monedas, tenemos el ejemplo más claro de inflación: al haber más dinero pero la misma cantidad de productos que se pueden comprar con él, su valor se diluye (o, lo que es lo mismo, el precio de los productos aumenta).

Entender a las naranjas como dinero es más que una simple metáfora, porque el dinero no-frutal que usamos normalmente también tiene un precio. Por ejemplo, una moneda cuesta media banana (para el vendedor).

1 banana = 2 monedas

En esta isla ideal, el mercado regula naturalmente los precios dividiendo la cantidad de dinero existente por la cantidad de productos disponibles. Si intentamos forzar algo diferente, terminamos con alguien teniendo dinero que no le servirá para nada (Juan con naranjas que no llegará a comer antes de que se pudran).

¡Más dinero en el mercado limita la cantidad de cosas que puede comprar un individuo con el mismo dinero que poseía!

Esto es básicamente lo que pasó tras la colonización de América: la inimaginable cantidad de metales preciosos que fluyó hacia Europa produjo la inflación más monstruosa de la historia hasta entonces. Como el oro en sí mismo no sirve para nada, ecónomicamente implicó un desastre.

Los reyes que abultaron sus cofres en realidad no se enriquecieron: sólo obtuvieron más dinero, pero esa nueva suma total compraba la misma cantidad de cosas que antes, porque no había nuevas cosas.



Hay una gran diferencia entre ganar dinero previamente existente y obtener dinero nuevo. Para que el dinero valga, debe tener como contrapeso algún producto o servicio, o sea: debe haber demanda de dinero.

El peso argentino no tiene contrapeso.

Y esto mismo es lo que pasa cada vez que un gobierno imprime dinero indiscriminadamente para maquillar una emergencia económica: crea inflación monetaria, que a corto plazo se traduce en menor poder adquisitivo del dinero, es decir, mayor pobreza.

Lógicamente, se inicia un círculo vicioso en el que aumentan los salarios, los impuestos, los precios otra vez, los salarios de nuevo, los impuestos...

En términos simplificativos, si duplicamos la cantidad de dinero, el precio de todo se duplica. Pero el efecto no es inmediato... La inflación se siente luego de que el dinero hace un mínimo recorrido comercial, aproximadamente entre 6 y 18 meses más tarde.

¿Por qué hacen esto los políticos, si saben que será económicamente perjudicial?
  1. Por simple incompetencia: no entienden el más elemental funcionamiento de un sistema económico y pretenden controlarlo, siempre porque gastan más de lo que recaudan (entre los gastos se cuentan algunos de sus honorarios "extra");
  2. Por desinterés en los resultados para el mercado, ya que un gobierno no produce nada (está fuera del mercado) y se beneficia de la inflación, que es una forma de recaudar más a través de impuestos que suben junto con los precios de los bienes del mercado;
  3. Porque, a los ojos no educados en esta simple materia, el gobierno aparece como un salvador, con lo cual gana votos para seguir viviendo de impuestos.
Estado

Así como nada es gratis, porque otro siempre lo paga, tampoco el dinero gratis es gratis: lo tenemos que pagar produciendo más.

Para una buena economía, la creación de dinero debe limitarse a los casos en que efectivamente aumenta la producción de bienes, de modo que se mantenga la sana relación entre oferta y demanda (naranjas y bananas). De inverso modo, debe retirarse del circuito económico el dinero que sobra cuando la producción decae.

No es una ciencia muy complicada*. Si bien hay otras razones que en mucha menor medida pueden provocar inflación, en la práctica no se manifiestan casi nunca (por ejemplo, es muy raro que de pronto disminuya la producción de algo sin que otra cosa pueda reemplazarlo o que alguien descubra América otra vez). En cualquier caso, esas razones siempre están relacionadas con la cantidad de dinero existente.

* A menos que uno tenga dos manos izquierdas, un poster de Marx y un tatuaje del Che Guevara.

Para resumir, digamos que el organismo del mercado (del cual somos parte) tiene sed de dinero cuando la producción sube y que el banco central es el aguatero. Éste no tiene modo de tomar medidas preventivas infalibles; sólo puede ir corrigiendo sobre la marcha de acuerdo con el metabolismo del mercado a cada instante.

Los problemas aparecen cuando el aguatero se excede en sus funciones:
  1. Cuando nos baña con manguerazos innecesarios (por ejemplo, con emisión de dinero que responde a problemas políticos en lugar de económicos o con subsidios y planes sociales, que son inflación pura, ya que el receptor no produce nada a cambio, es decir, no son préstamos ni inversiones);
  2. Cuando se adjudica funciones impertinentes, entorpeciendo la hidrografía natural del mercado (la producción y el intercambio de acuerdo con la necesidad) con regulaciones e impuestos arbitrarios que tienen el único fin de enriquecer al Estado (si después usan mejor o peor esa recaudación a favor del pueblo, es otro tema; pero el mercado ya se perjudicó).
Como vimos, la parte de ciencia natural que tiene la economía es extremadamente simple. En la práctica, la economía se convierte en una ciencia social —el estudio de una burocracia descontrolada—, dado que el Estado ya metió sus infinitos tentáculos sedientos por todos lados desde hace tiempo y hay que tener en cuenta miles de otras cosas... todas cosas que no son necesarias, salvo para el Estado.

Por supuesto que hay mucho más, pero esto era una introducción para quien apenas contaba con el discurso ideológico de los políticos, que es peor que la ignorancia: es conocimiento negativo.

4 comentarios

  1. Agregaría lo siguiente.

    Como antiguamente EE.UU respaldaba su emisión de dolares en oro. Actualmente, una porción importante de los países respaldan su propia moneda, en el dolar. Podríamos decir que el contraste del dinero dejan de ser los bienes, para convertirse en los dolares. A esto en el caso particular de los países que utilizan al dolar como respaldo de sus monedas, producen un doble fenómeno inflacionario.

    Por un lado, la inflación que producen al producir más dinero (pesos en el caso argentino), teniendo el mismo o menor respaldo (dolares)

    Y por el otro lado, la emisión propia de los dolares, por parte del país que los emite, el cual a su ves, no tiene respaldo de nada.

    Más que inflación, me atrevo a decir que es un fenómeno devaluatorio. Ya el hecho de plantear una economia infinita en un mundo finito, nos destina al fracaso.

    Y con el bitcoin sucederá lo mismo, por el hecho de que se produce el mismo fenómeno en sentido contrario. La moneda no se devalúa, solamente se fragmenta cada ves más. En ves de poner más ceros después del punto, le ponen más ceros después de la coma.

    Ya no se trata de 1.000.000 de dolares o de 1 dolar.
    Se trata de 1 bitcoin o 0.0000001 bitcoin.

    Finalizando de una manera menos decorosa. La misma mierda, con diferente olor.

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  2. Joaquin, lo que estás expresando acerca del Bitcoin es lo opuesto a la inflación: en una moneda con esa característica, las cosas son cada vez más baratas (lo que aumenta es al valor de la moneda, es decir, su poder adquisitivo). O sea que no podrías estar más equivocado en ese punto —con todo respeto, porque entiendo que Bitcoin es una tecnología difícil de extrapolar con lo que nos acompaña desde siempre... Pero vino para quedarse y cambiar la Historia—.

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  3. Estimado, tomo su respuesta con el mejor de los ánimos, sin sentir en lo absoluto una falta de respeto.

    Entiendo claramente que el fenómeno en este caso no será el de la inflación, será su contrario. Pero su resultado será el mismo que con el oro. Adoptara la forma de reserva de valor del resto de las cripto, repitiendo los mismos resultados de la economía actual.

    Digamos, un borron y cuenta nueva.

    El mismo sistema, la misma historia en su construcción, con la salvedad de que no hay un continente sin descubrir en el cual sus habitantes se adornen con bitcoins.

    Esta conversación me lleva a preguntarme si un préstamo en bitcoins podría tener interés.

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  4. Joaquin, Bitcoin ya es reserva de valor y en breve superará al oro como tal (si es que no lo deja obsoleto), lo cual es económicamente positivo; mucho más que un reseteo, porque las propiedades son diferentes y superiores. Como medio de pago, ya no puedo prever su rol habiendo un complejo y potencialmente infinito sistema de altocoins orbitando a su alrededor (ya las hay para préstamos y miles de funciones más).

    Sí, Bitcoin puede ser un super-oro y el resto ser superdivisas, pero no veo problemas en que esa parte se "repita". Esta iteración es lo que la economía mundial necesita para dejar atrás milenios de los mismos problemas monetarios. Esta tecnología implica un quiebre cultural incluso más grande que Internet; habrá otros problemas, como cuando pasamos de preocuparnos por las estampillas a enojarnos por el color de un botón en una red social.

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