Estrellas en lugar del Sol
Cinco estrellas de gran importancia astronómica e histórica.
11/2/15
La agencia espacial rusa realizó un video donde pueden verse diferentes astros destronando a nuestro Sol. Como dicha producción audiovisual no tiene en cuenta los cambios drásticos en el paisaje y la vida sobre la Tierra que esto supondría, como hice con los planetas en lugar de la Luna, explicaré un poco lo que allí se ve, algunas cosas que no están y otras que ni siquiera existen...
Alfa Centauri es una estrella muy reconocida en el ámbito de las personas que no saben nada de astronomía. Se trata, en realidad, de tres estrellas de comportamiento bastante complejo, ubicadas en la constelación Centaurus.
La mayor de las tres, α Cen A, es muy parecida a nuestro Sol, aunque un poco más antigua. Recibe también el nombre de Rigel Kentaurus, o Rigil Kent entre los amigos. Hasta aquí no habría problema en tenerla como reemplazo solar, más allá de unos ajustes en todos los poemas que rimen con "sol".
Pero resulta que α Cen A y B se orbitan mutuamente, de modo que la cosa no es tan simple...
Primero, sería conveniente que la Tierra estuviera mucho más lejos que ahora del centro gravitatorio para que ambos nuevos soles no nos pasen por los costados, creando un día eterno y dos veranos simultáneos.
Estando un poco más lejos (a 1 ua de la órbita de cualquiera de las estrellas) sería mucho mejor.
Resuelto este detalle, uno puede seguir imaginando a las dos Centauri y a la Tierra todas en un mismo plano, sin grandes complicaciones para la duración de los días.
Pero, en la realidad (o imaginando desde otros ángulos), tanto la inclinación del eje de la Tierra como el hecho de que ésta orbitaría un espacio vacío (intermedio entre las estrellas) generaría una extraña danza de luces que duplicaría nuestras sombras y alargaría los días.
Esto ocurriría cada unos 80 años, ya que A y B se distancian entre sí tanto como Saturno y el Sol.
Las fases de la Luna también tendrían su merecido, y con ella mutarían también las mareas; incluso se nivelarían las temperaturas de las estaciones en los dos hemisferios, entre otros muchos efectos que ni pienso enumerar porque todavía ni llegué a la tercera estrella que compone a Alfa Centauri...
Alfa Centauri C –también llamada Próxima Centauri, por ser la estrella más cercana al Sistema Solar– es la hermana pequeña del sistema en todos los sentidos: su tamaño es el menor, es la más joven y suele salir a jugar lejos de la familia: no nos dará problemas porque orbitará a una enorme distancia del centro, quedando casi 400 veces más allá de Plutón. Apenas sería visible durante el día, como lo es a veces Venus, y su posición en el cielo prácticamente no cambiaría porque da una vuelta cada medio millón de años.
Si indefectiblemente queremos un poco de calor para que el surf no deba practicarse con esquíes, los clavados no sólo pueda hacerlos Ironman y el nado sincronizado no sea más aburrido de lo que ya es, esta tercera estrella sí deberá quedar por fuera de la órbita de la Tierra.
Aclarados los capítulos esenciales de la transmutación de astros, cabe destacar que el valor añadido principal lo aportaría Alfa Centauri B, que entre sus garras gravitatorias acapara un planeta propio, Alfa Centauri Bb. Dicho planeta –que incluso en esta realidad es el más cercano al Sistema Solar) se convertiría en el pueblo pequeño que hay al lado de cada gran ciudad, allí donde los astronautas irían los fines de semana a engañar a sus astroesposas.
Arturo (castellanización de "Arcturus", también llamado Alfa Bootis y escrito α Boo) es la tercera estrella más brillante de la noche (porque, obviamente, de día es por lo menos la cuarta) y la primera más brillante en el hemisferio Norte. Es una gigante naranja –y aclaro que, por gigante que sea, es en vano tratar de exprimirle el jugo-.
Si la trasladáramos rápidamente al centro del Sistema Solar para reemplazar a nuestra estrella, notaríamos en seguida que tiene más de 100 veces el brillo del Sol. No obstante nuestra prisa, veríamos también que es 25 veces más grande. Por suerte, esta estrella es un poco más fría, lo cual compensaría su cercanía.
Arcturus significa "Guardián del Oso", en referencia –espero– a su extrema cercanía con la constelación de la Osa Mayor, a su derecha. Nótese que tanto "Arturo" como "Ártico" comparten esta etimología: ártico es donde hay osos, el norte, y antártico (anti-artico) es donde no los hay, el sur. Si los griegos hubieran conocido a los pingüinos, estoy seguro de que hoy tendríamos el Ártico y la Pingüínida.
Además, Arcturus es una estrella variable: su brillo oscila bastante perceptiblemente. En este caso, el ciclo es de 2,7 días terrestres. Hablando estrictamente, el Sol también es una estrella variable, aunque no se lo catalogue así por su imperceptibilidad: su ciclo es de 11 años y su aumento de apenas el 0,1% (algo así como de 1 W/m2). Por eso es que cada 11 años comienza el fin del mundo, pero es abortado y olvidado rápidamente para hacer lugar en los cerebros a tetas que aparecen por televisión durante los siguientes 10 años y 364 días.
"Polaris", lógicamente, significa "del polo", en particular "del polo norte", porque los griegos vivían en ese hemisferio y no sólo desconocían el sur sino que ni siquiera sabían que estaban en el norte. Tampoco tenían Internet y, por lo tanto, ignoraban la importancia social de los gatitos tocando el piano.
La hemos usado anteriormente para encontrar el norte mirando las estrellas: Se la ve justo encima de la cabeza si uno está parado en el Polo Norte, o detrás de la nuca si uno está acostado boca abajo y no sabe cómo llegó al polo pero le gusta mucho el alcohol, en la punta de la constelación de la Osa Menor.
Polaris, alias Sigma Octantis (σ Oct), mide unos 70 millones de kilómetros. Y, para dar una idea más precisa de sus colosales dimensiones, aquí está el tamaño de esta estrella comparado con el caracol más grande que puedo imaginar.
No sé quién ganaría en una pelea entre el oso y el caracol, pero estoy seguro de que Polaris es una supergigante amarilla, o sea que es cerca de 50 veces más grande que el Sol y mataría de calor a ambos contrincantes antes de que pudieras apostar tus transpirados calzones a alguno de ellos (si la pusiéramos en lugar del Sol).
Además, salvo que se llevara a cabo de noche, nadie podría ver la pelea porque la enorme superficie de Polaris emite 2.500 veces más luz que el Sol.
Sirio (Alfa Canis Majoris, abreviado α CMa) destacaría por ser azul y un poco más grande que el Sol. Se la puede encontrar fácilmente a un costado de Orión, casi paralela a las Tres Marías, formando parte del famoso y refulgente Triángulo invernal.
Su nombre, aunque no hay claridad al respecto, derivaría del dios Osiris. Lo cierto es que, para los antiguos egipcios, la aparición de esta estrella en el horizonte presagiaba el desbordamiento del Nilo. Sería demasiado casual que Osiris (Asir, en egipcio) fuera la deidad de la regeneración del río, de la fertilidad y de la resurrección.
El día en que Sirio entraba al cielo comenzaba el calendario egipcio, tan bello como sus matemáticas y su astronomía: El año se dividía en tres estaciones de 120 días: Ajet (Inundación), Peret (Siembra) y Shemu (Cosecha). Como egiptólogo recién iniciado, habrás notado que esto suma 360 días. Los cinco días restantes correspondían a los nacimientos de Osiris y de sus cuatro hermanos, todos frutos de la infidelidad de la esposa de Ra, Nut, con Geb (es decir, del Cielo y la Tierra a escondidas del Sol).
Desde entonces –tres mil años antes de Cristo– tenemos 365 días. Técnicamente, aún usamos el calendario egipcio, el primero de la Historia. Fueron también sabios egipcios, en el año 238 a. C., quienes reformaron el calendario para añadir el día extra cada año bisiesto. Pese a lo que te hayan enseñado, a los romanos no les debemos nada más que el nombre: bis sextus, el sexto día [antes del comienzo de marzo, donde se les ocurrió moverlo] repetido.
El nombre de la estrella tampoco tiene que ver con Jesica Cirio, aunque el momento en que una estrella (o satélite) aparece en el horizonte se denomina "orto". Técnicamente, el amanecer es el orto del Sol.
Como venía diciendo: De modo similar que para los egipcios, para los aborígenes colombianos (chibchas o muiscas) la salida de Sirio anunciaba el comienzo de la temporada de lluvias; en la Antigua Grecia auguraba el verano y la correspondiente excitación sexual que éste producía. A las personas afectadas por el orto de Sirio los griegos llamaban "astrobólētos", es decir, golpeados por la estrella.
Vega es la segunda estrella más brillante del norte y fue la primera en ser fotografiada, en 1850.
Por su elevada velocidad de rotación, es una estrella con forma alargada, como un huevo, y quizá por eso la bautizaron originalmente "Wega", que deriva de palabras árabes que significaban "estrella que cae". Sin embargo, debe tratarse de un huevo de ballena, porque, en lugar de ser su yema cósmica amarilla, como la del Sol, es azulada.
Su expectativa de vida es de un décimo de la del Sol. También como el Sol, Vega se encuentra en la mitad de su vida, por lo que nos acompañaría por poco tiempo si lo reemplazara, convirtiéndose rápidamente en una gigante roja y engulliendo a los planetas cercanos.
Además, Vega es 57 veces más brillante que nuestra estrella actual, lo cual es difícil de visualizar, pero digamos que, si el brillo fueran letras y Vega tuviera 57 veces más letras que el Sol (171), su brillo no cabría en un tweet. Y no parece casual que sea justamente una ballena la mascota que indica que Twitter está sobrecargado: le sobran 31 caracteres, suma que "casualmente" es igual a pi al cubo (lo cual denotaría la paradoja de una estrella no esférica). Por si fuera poco, 31 es 11111 en binario y 111 en base 5 y es la cantidad de letras del alfabeto de Macedonia, cuyo escudo muestra claramente a Vega asomándose por el horizonte. ¿Coincidencia? Sí.
Alfa Centauri
Alfa Centauri es una estrella muy reconocida en el ámbito de las personas que no saben nada de astronomía. Se trata, en realidad, de tres estrellas de comportamiento bastante complejo, ubicadas en la constelación Centaurus.
La mayor de las tres, α Cen A, es muy parecida a nuestro Sol, aunque un poco más antigua. Recibe también el nombre de Rigel Kentaurus, o Rigil Kent entre los amigos. Hasta aquí no habría problema en tenerla como reemplazo solar, más allá de unos ajustes en todos los poemas que rimen con "sol".
Pero resulta que α Cen A y B se orbitan mutuamente, de modo que la cosa no es tan simple...
Primero, sería conveniente que la Tierra estuviera mucho más lejos que ahora del centro gravitatorio para que ambos nuevos soles no nos pasen por los costados, creando un día eterno y dos veranos simultáneos.
Estando un poco más lejos (a 1 ua de la órbita de cualquiera de las estrellas) sería mucho mejor.
Resuelto este detalle, uno puede seguir imaginando a las dos Centauri y a la Tierra todas en un mismo plano, sin grandes complicaciones para la duración de los días.
Pero, en la realidad (o imaginando desde otros ángulos), tanto la inclinación del eje de la Tierra como el hecho de que ésta orbitaría un espacio vacío (intermedio entre las estrellas) generaría una extraña danza de luces que duplicaría nuestras sombras y alargaría los días.
Esto ocurriría cada unos 80 años, ya que A y B se distancian entre sí tanto como Saturno y el Sol.
Las fases de la Luna también tendrían su merecido, y con ella mutarían también las mareas; incluso se nivelarían las temperaturas de las estaciones en los dos hemisferios, entre otros muchos efectos que ni pienso enumerar porque todavía ni llegué a la tercera estrella que compone a Alfa Centauri...
Alfa Centauri C –también llamada Próxima Centauri, por ser la estrella más cercana al Sistema Solar– es la hermana pequeña del sistema en todos los sentidos: su tamaño es el menor, es la más joven y suele salir a jugar lejos de la familia: no nos dará problemas porque orbitará a una enorme distancia del centro, quedando casi 400 veces más allá de Plutón. Apenas sería visible durante el día, como lo es a veces Venus, y su posición en el cielo prácticamente no cambiaría porque da una vuelta cada medio millón de años.
Si indefectiblemente queremos un poco de calor para que el surf no deba practicarse con esquíes, los clavados no sólo pueda hacerlos Ironman y el nado sincronizado no sea más aburrido de lo que ya es, esta tercera estrella sí deberá quedar por fuera de la órbita de la Tierra.
Aclarados los capítulos esenciales de la transmutación de astros, cabe destacar que el valor añadido principal lo aportaría Alfa Centauri B, que entre sus garras gravitatorias acapara un planeta propio, Alfa Centauri Bb. Dicho planeta –que incluso en esta realidad es el más cercano al Sistema Solar) se convertiría en el pueblo pequeño que hay al lado de cada gran ciudad, allí donde los astronautas irían los fines de semana a engañar a sus astroesposas.
Arcturus
Arturo (castellanización de "Arcturus", también llamado Alfa Bootis y escrito α Boo) es la tercera estrella más brillante de la noche (porque, obviamente, de día es por lo menos la cuarta) y la primera más brillante en el hemisferio Norte. Es una gigante naranja –y aclaro que, por gigante que sea, es en vano tratar de exprimirle el jugo-.
Si la trasladáramos rápidamente al centro del Sistema Solar para reemplazar a nuestra estrella, notaríamos en seguida que tiene más de 100 veces el brillo del Sol. No obstante nuestra prisa, veríamos también que es 25 veces más grande. Por suerte, esta estrella es un poco más fría, lo cual compensaría su cercanía.
Arcturus significa "Guardián del Oso", en referencia –espero– a su extrema cercanía con la constelación de la Osa Mayor, a su derecha. Nótese que tanto "Arturo" como "Ártico" comparten esta etimología: ártico es donde hay osos, el norte, y antártico (anti-artico) es donde no los hay, el sur. Si los griegos hubieran conocido a los pingüinos, estoy seguro de que hoy tendríamos el Ártico y la Pingüínida.
Además, Arcturus es una estrella variable: su brillo oscila bastante perceptiblemente. En este caso, el ciclo es de 2,7 días terrestres. Hablando estrictamente, el Sol también es una estrella variable, aunque no se lo catalogue así por su imperceptibilidad: su ciclo es de 11 años y su aumento de apenas el 0,1% (algo así como de 1 W/m2). Por eso es que cada 11 años comienza el fin del mundo, pero es abortado y olvidado rápidamente para hacer lugar en los cerebros a tetas que aparecen por televisión durante los siguientes 10 años y 364 días.
Polaris
"Polaris", lógicamente, significa "del polo", en particular "del polo norte", porque los griegos vivían en ese hemisferio y no sólo desconocían el sur sino que ni siquiera sabían que estaban en el norte. Tampoco tenían Internet y, por lo tanto, ignoraban la importancia social de los gatitos tocando el piano.
La hemos usado anteriormente para encontrar el norte mirando las estrellas: Se la ve justo encima de la cabeza si uno está parado en el Polo Norte, o detrás de la nuca si uno está acostado boca abajo y no sabe cómo llegó al polo pero le gusta mucho el alcohol, en la punta de la constelación de la Osa Menor.
Polaris, alias Sigma Octantis (σ Oct), mide unos 70 millones de kilómetros. Y, para dar una idea más precisa de sus colosales dimensiones, aquí está el tamaño de esta estrella comparado con el caracol más grande que puedo imaginar.
No sé quién ganaría en una pelea entre el oso y el caracol, pero estoy seguro de que Polaris es una supergigante amarilla, o sea que es cerca de 50 veces más grande que el Sol y mataría de calor a ambos contrincantes antes de que pudieras apostar tus transpirados calzones a alguno de ellos (si la pusiéramos en lugar del Sol).
Además, salvo que se llevara a cabo de noche, nadie podría ver la pelea porque la enorme superficie de Polaris emite 2.500 veces más luz que el Sol.
Sirio
Sirio (Alfa Canis Majoris, abreviado α CMa) destacaría por ser azul y un poco más grande que el Sol. Se la puede encontrar fácilmente a un costado de Orión, casi paralela a las Tres Marías, formando parte del famoso y refulgente Triángulo invernal.
Su nombre, aunque no hay claridad al respecto, derivaría del dios Osiris. Lo cierto es que, para los antiguos egipcios, la aparición de esta estrella en el horizonte presagiaba el desbordamiento del Nilo. Sería demasiado casual que Osiris (Asir, en egipcio) fuera la deidad de la regeneración del río, de la fertilidad y de la resurrección.
El día en que Sirio entraba al cielo comenzaba el calendario egipcio, tan bello como sus matemáticas y su astronomía: El año se dividía en tres estaciones de 120 días: Ajet (Inundación), Peret (Siembra) y Shemu (Cosecha). Como egiptólogo recién iniciado, habrás notado que esto suma 360 días. Los cinco días restantes correspondían a los nacimientos de Osiris y de sus cuatro hermanos, todos frutos de la infidelidad de la esposa de Ra, Nut, con Geb (es decir, del Cielo y la Tierra a escondidas del Sol).
Desde entonces –tres mil años antes de Cristo– tenemos 365 días. Técnicamente, aún usamos el calendario egipcio, el primero de la Historia. Fueron también sabios egipcios, en el año 238 a. C., quienes reformaron el calendario para añadir el día extra cada año bisiesto. Pese a lo que te hayan enseñado, a los romanos no les debemos nada más que el nombre: bis sextus, el sexto día [antes del comienzo de marzo, donde se les ocurrió moverlo] repetido.
El nombre de la estrella tampoco tiene que ver con Jesica Cirio, aunque el momento en que una estrella (o satélite) aparece en el horizonte se denomina "orto". Técnicamente, el amanecer es el orto del Sol.
Como venía diciendo: De modo similar que para los egipcios, para los aborígenes colombianos (chibchas o muiscas) la salida de Sirio anunciaba el comienzo de la temporada de lluvias; en la Antigua Grecia auguraba el verano y la correspondiente excitación sexual que éste producía. A las personas afectadas por el orto de Sirio los griegos llamaban "astrobólētos", es decir, golpeados por la estrella.
Vega
Vega es la segunda estrella más brillante del norte y fue la primera en ser fotografiada, en 1850.
Por su elevada velocidad de rotación, es una estrella con forma alargada, como un huevo, y quizá por eso la bautizaron originalmente "Wega", que deriva de palabras árabes que significaban "estrella que cae". Sin embargo, debe tratarse de un huevo de ballena, porque, en lugar de ser su yema cósmica amarilla, como la del Sol, es azulada.
Su expectativa de vida es de un décimo de la del Sol. También como el Sol, Vega se encuentra en la mitad de su vida, por lo que nos acompañaría por poco tiempo si lo reemplazara, convirtiéndose rápidamente en una gigante roja y engulliendo a los planetas cercanos.
Además, Vega es 57 veces más brillante que nuestra estrella actual, lo cual es difícil de visualizar, pero digamos que, si el brillo fueran letras y Vega tuviera 57 veces más letras que el Sol (171), su brillo no cabría en un tweet. Y no parece casual que sea justamente una ballena la mascota que indica que Twitter está sobrecargado: le sobran 31 caracteres, suma que "casualmente" es igual a pi al cubo (lo cual denotaría la paradoja de una estrella no esférica). Por si fuera poco, 31 es 11111 en binario y 111 en base 5 y es la cantidad de letras del alfabeto de Macedonia, cuyo escudo muestra claramente a Vega asomándose por el horizonte. ¿Coincidencia? Sí.