La diferencia entre un mal mago y un mal músico es que, cuando la gente ve al segundo, no deja de creer en la música. Pero el mundo está lleno de prestidigitadores de ideas, ilusionistas de noticias, falsos médiums, clarividentes, faquires, taumaturgos y malabaristas que no son tan fáciles de reconocer. Lo que sigue es el análisis detallado de ínfimas partes de esa realidad, por si aparece alguna carta bajo alguna manga...[+]
Lo mágico de mirar una película no es no hacer nada sino aceptar que no tenemos ningún control de lo que sucede. Un placer similar tiene lugar cuando entendemos que no existe el libre albedrío y que, por ejemplo, no podemos hacer nada para frenar el cambio climático, aún cuando sabemos lo que hay que hacer y podríamos hacerlo. La buena noticia es que, en esta película, las palomitas de maíz se harán solas... [+]
Supongamos que una noche las estrellas comienzan a parpadear. Mientras algunas bajan su brillo exactamente a la mitad, otras lo duplican, pero el cambio es simultáneo y muy notorio. Se repite a intervalos regulares de exactamente un segundo y en todo el cielo a la vez. La comunidad científica lo ha corroborado y no caben dudas: nadie está alucinando; el cielo cambia. ¿Qué es lo primero que pensarías?[+]
Estamos en guerra contra la estupidez del mundo, una guerra de un sólo ejército e infinitos bandos. Lo que sigue es un catálogo de pequeñas armas que, usadas en el momento oportuno, pueden ayudarnos a ganar una batalla desconcertando tanto al enemigo que éste acceda a convertirse en amigo o, si no queda otra opción, convenciéndonos de unirnos a él. Lo importante es cambiar algo.[+]
No se asusten, no estoy donando semen. En otro post, zornamos casi por unanimidad que parece inevitable la existencia de vida extraterrestre. Pero, ¿y si nos equivocamos? Imaginemos por un instante que realmente somos los únicos seres vivos del universo —suposición que se ajusta perfectamente a lo que sabemos—. ¿No sería entonces nuestra responsabilidad pasar esta antorcha sagrada de la vida a otros mundos?[+]
A veces, cerrar una aplicación demora más que abrirla, o cancelar una tarea tarda más que dejar que termine. A veces, investigar y escribir sobre ciencia lleva más tiempo que inventarla o descubrirla. A veces, matemáticos, lingüistas y supercomputadoras aunan sus fuerzas para descifrar el código de un misterioso texto milenario. 50 páginas más tarde, resulta que no decía nada importante.[+]
A veces en una conversación una de las partes se niega a comprender que ha interpretado mal un postulado y sigue adelante con su razonamiento simplemente porque se enamoró de él, sin notar que, por muy correcto que sea, se refiere de una realidad alternativa. El pensamiento, como el amor, amerita de vez en cuando una pausa para revisar si la brújula no se atascó y nos está haciendo caminar en círculos...[+]
El lector atento notará en cada una de las siguientes noticias una validación de estas palabras de Julio Verne: La ciencia se compone de errores, que, a su vez, son los pasos hacia la verdad. Casi como explicando a Verne, dos siglos antes, dijo Cervantes estas otras: Ninguna ciencia engaña; el engaño está en quien no la sabe. Y no hay nada más que decir para quien sabe escuchar.[+]
Estos inventos de mi propiedad intelectual no están patentados y regalo las ideas a cualquiera que quiera usarlas. El único requisito es que debe mostrarme su versión cuando la finalice. Es lo menos que puedo pedir. Y un millón de dólares sin marcar. Y un helicóptero. Lleno de mujeres. En lo posible, entrenadas en el paracaidismo nudista. Y una pistola que dispare portales (ASHPD). Nada más.[+]
Cada tanto, la ciencia recuerda que debe ponerse al día con la ciencia-ficción, y como resultado este es el mes de los robots: uno que ayuda a comunicarse entre sí a distintas especies de animales, otro que sirve de segundo cuerpo a personas con movilidad reducida y uno más que viene a reemplazar a las mascotas orgánicas... ¡Pero eso no es todo! Por si fuera poco, hay más. Porque sería poco... [+]
La diferencia entre un mal mago y un mal músico es que, cuando la gente ve al segundo, no deja de creer en la música. Pero el mundo está lleno de prestidigitadores de ideas, ilusionistas de noticias, falsos médiums, clarividentes, faquires, taumaturgos y malabaristas que no son tan fáciles de reconocer. Lo que sigue es el análisis detallado de ínfimas partes de esa realidad, por si aparece alguna carta bajo alguna manga...
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Lo mágico de mirar una película no es no hacer nada sino aceptar que no tenemos ningún control de lo que sucede. Un placer similar tiene lugar cuando entendemos que no existe el libre albedrío y que, por ejemplo, no podemos hacer nada para frenar el cambio climático, aún cuando sabemos lo que hay que hacer y podríamos hacerlo. La buena noticia es que, en esta película, las palomitas de maíz se harán solas...
Supongamos que una noche las estrellas comienzan a parpadear. Mientras algunas bajan su brillo exactamente a la mitad, otras lo duplican, pero el cambio es simultáneo y muy notorio. Se repite a intervalos regulares de exactamente un segundo y en todo el cielo a la vez. La comunidad científica lo ha corroborado y no caben dudas: nadie está alucinando; el cielo cambia. ¿Qué es lo primero que pensarías?
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Estamos en guerra contra la estupidez del mundo, una guerra de un sólo ejército e infinitos bandos. Lo que sigue es un catálogo de pequeñas armas que, usadas en el momento oportuno, pueden ayudarnos a ganar una batalla desconcertando tanto al enemigo que éste acceda a convertirse en amigo o, si no queda otra opción, convenciéndonos de unirnos a él. Lo importante es cambiar algo.
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No se asusten, no estoy donando semen. En otro post, zornamos casi por unanimidad que parece inevitable la existencia de vida extraterrestre. Pero, ¿y si nos equivocamos? Imaginemos por un instante que realmente somos los únicos seres vivos del universo —suposición que se ajusta perfectamente a lo que sabemos—. ¿No sería entonces nuestra responsabilidad pasar esta antorcha sagrada de la vida a otros mundos?
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A veces, cerrar una aplicación demora más que abrirla, o cancelar una tarea tarda más que dejar que termine. A veces, investigar y escribir sobre ciencia lleva más tiempo que inventarla o descubrirla. A veces, matemáticos, lingüistas y supercomputadoras aunan sus fuerzas para descifrar el código de un misterioso texto milenario. 50 páginas más tarde, resulta que no decía nada importante.
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A veces en una conversación una de las partes se niega a comprender que ha interpretado mal un postulado y sigue adelante con su razonamiento simplemente porque se enamoró de él, sin notar que, por muy correcto que sea, se refiere de una realidad alternativa. El pensamiento, como el amor, amerita de vez en cuando una pausa para revisar si la brújula no se atascó y nos está haciendo caminar en círculos...
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El lector atento notará en cada una de las siguientes noticias una validación de estas palabras de Julio Verne: 
Estos inventos de mi propiedad intelectual no están patentados y regalo las ideas a cualquiera que quiera usarlas. El único requisito es que debe mostrarme su versión cuando la finalice. Es lo menos que puedo pedir. Y un millón de dólares sin marcar. Y un helicóptero. Lleno de mujeres. En lo posible, entrenadas en el paracaidismo nudista. Y una pistola que dispare portales (ASHPD). Nada más.
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Cada tanto, la ciencia recuerda que debe ponerse al día con la ciencia-ficción, y como resultado este es el mes de los robots: uno que ayuda a comunicarse entre sí a distintas especies de animales, otro que sirve de segundo cuerpo a personas con movilidad reducida y uno más que viene a reemplazar a las mascotas orgánicas... ¡Pero eso no es todo! Por si fuera poco, hay más. Porque sería poco...
