Premios Nobel 2017
Más que un premio, un incentivo para la Humanidad.
14/10/17
La verdadera función de un premio no es premiar sino hacer ruido, divulgar. Por eso no le dan un premio a Stephen Hawkins: su trabajo ya es conocido. Por eso y porque cuando lo llamaron creyeron que había atendido la contestadora automática. Lo importante es que podemos ver nuestros sueños convertirse en realidad sólo si primero logramos despertar. Y en esta era hace falta mucho ruido...
Entre todas los maravillosos mecanismos que tiene el cuerpo humano, hay uno que nos hace dormir cinco minutos antes de que termine la película y despertar cinco antes de que suene el despertador. Ese es el reloj circadiano, que, como su nombre lo indica, repite su ciclo cada cerca de un día.
Llamarlo "reloj" no es una metáfora. Durante la oscuridad de la noche, las células acumulan una proteína llamada PER (por "período"), como si fueran granos en un reloj de arena. Después, a lo largo del día, las células se vacían. Y, dado que los días y las noches cambian de duración según la época y el lugar, este reloj debe ser capaz de aprender continuamente de los ciclos de la realidad externa.
Las proteínas PER son creadas a la orden de un gen en particular. Una vez creadas, las PER se unen a otras proteínas ("TIM"), adquiriendo la habilidad de silenciar al gen que las produce. Otro gen hace otra proteína que regula el ritmo al que PER y TIM se juntan para hacer esto, así como un engranaje de reloj decide que por cada 60 movimientos del segundero corresponde uno del minutero.
Con esto y un par de genes y proteínas más, los seres humanos, los otros animales y las plantas anticipan la caída de la noche y la salida del sol para preparar las funciones de cada turno, incluso si si Mr. Burns impide que amanezca.
Antes del horario previsto, el reloj le recuerda a nuestro organismo empezar a elevar la presión sanguínea y segregar cortisol, por ejemplo, para ayudarnos a despertar y mantenernos alerta durante la vigilia, o a bajar la temperatura corporal y segregar melatonina para que no nos movamos tanto y nos relajemos para dormir.
Cada cosa en un ser vivo tiene un horario de trabajo, y tan importante son estos detalles que todo se descompone si algo altera abruptamente la relación entre el reloj y la realidad, como un viaje en avión al otro lado del planeta o —sospecho fuertemente— un viaje en máquina del tiempo a la estación opuesta del año.
Einstein predijo que el movimiento repentino de un objeto, como una piedra al caer en un estanque, crearía ondas, salvo que en el estanque del espacio las olas serían de gravedad. Y es que cada objeto está tensando la tela del espacio con su masa y, al moverse, la tela vuelve tras él a su estado original. Si la aceleración es grande, hará tambalear a los objetos cercanos de menor masa.
La lógica del experimento que merece el Nobel es similar a la de hacer rodar dos bolas idénticas, cada una con una marca sobre su superficie. Si se lanzan las dos al mismo tiempo y con la misma velocidad, en cualquier instante deben haber recorrido la misma distancia y sus marcas deben estar en la misma posición, por ejemplo, apuntando hacia arriba... si es que la superficie por la que ruedan es perfectamente plana.
El experimento real fue con rayos láser de varios kilómetros de largo en lugar de bolas; las marcas eran sus fases y la superficie era el espacio mismo. Las diferencias al final de las trayectorias permitieron encontrar variaciones en el espacio recorrido más pequeñas que el núcleo de un átomo.
En 2015, 100 años después de la predicción de Einstein, se descubrió así que el choque de dos agujeros negros situados a 1.300 millones de años luz había perturbado el espacio aquí, en la Tierra... 1.300 millones de años más tarde.
Las partículas vibran, los átomo se mueven, las moléculas se transforman... todo es un caos a nivel microscópico. Por si fuera poco, las partículas de luz son demasiados toscas a ese nivel como para sacar fotografías directas: sería como tomarse la temperatura con un termómetro al rojo vivo.
Los tres ganadores del Nobel hicieron tres cosas:
Todo esto junto se conoce como crioelectromicroscopía, y permite analizar en detalle las moléculas más complejas, las de la química orgánica: ADN, proteínas, viruses, etcétera. Es el resultado de más de tres décadas tratando de enfocar algo tan cotidiano como una proteína:
El tercer aporte es tal vez el más interesante. Nótese que el hielo es un cristal de agua: a medida que se enfría, sus moléculas se orientan en un patrón específico, más o menos todas apuntando en la misma dirección, y esto, lógicamente, altera la molécula que se intenta fotografiar (además, las moléculas orgánicas suelen ser solubles en agua). En su lugar, la crioelectromicroscopía crea vidrio de agua: la congela tan velozmente que sus moléculas se quedan desordenadas, como estaban en el estado líquido. Es agua sólida, ¡pero no es hielo! Es un fluido que no se mueve.
Sígueme al abismo.
La razón por la que ya no se suelen ver hongos radiactivos en el horizonte es que las armas nucleares cada vez son más y más potentes. El día que una detone, no habrá tiempo de ver nada.
El concepto de Destrucción Mutuamente Asegurada explica que nadie las usa por temor a la represalia. La primera bomba implica una segunda, y la segunda una tercera, y así hasta que no quede nada. Pero siempre hay un loco cerca del poder, y tanto poder atrae a los locos y potencia sus locuras.
La única manera de lograr una paz mutuamente asegurada, que no sea por miedo sino por inteligencia, es la eliminación de tales armas. En eso trabaja —sutilmente, como la voz de la conciencia— la Campaña Internacional para la Abolición de Armas Nucleares (ICAN), receptora de este premio cuyo valor monetario puede ser de gran ayuda.
En el pasado, este tipo de acuerdos internacionales lograron eliminar las minas subterráneas y las armas biológicas y químicas, o al menos hicieron que fueran ilegales en casi todo el mundo. Algún día podrán hacer lo mismo con las armas de estupefacción masiva, el nuevo opio de las masas: las redes sociales.
El que planea y el que ejecuta el plan son diferentes individuos, aunque sean la misma persona. Por eso es que Odiseo se ató al mástil del barco antes de entrar en contacto con las sirenas: porque no confiaba en su otro yo, el del futuro, el encargado de hacer las cosas. En otras palabras: porque se conocía a sí mismo. Lo mejor es empezar la acción en el momento del plan, en el presente, cuando la parte de uno que está firmemente decidida tiene el control...
Thaler demostró que esto ocurre —junto con otras desgracias— porque simplificamos la toma de decisiones económicas creando diferentes "cuentas" en nuestra cabeza, sin nunca integrarlas en una única ecuación. Por lo tanto, el valor que le asignamos a una cosa depende del valor de las otras cosas de la categoría en la que la metimos y no tiene relación el resto de la realidad.
Es por algo así que estimamos de mayor valor un bien cuando lo poseemos y lo despreciamos cuando lo perdemos o no lo podemos tener, y que le damos más importancia a perder una cosa que a ganar otra. Naturalmente, hacemos lo mismo con "nuestras" ideas...
Premio Nobel de Medicina
Para: Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young.
Por: Describir los engranajes reloj biológico.
Por: Describir los engranajes reloj biológico.
Entre todas los maravillosos mecanismos que tiene el cuerpo humano, hay uno que nos hace dormir cinco minutos antes de que termine la película y despertar cinco antes de que suene el despertador. Ese es el reloj circadiano, que, como su nombre lo indica, repite su ciclo cada cerca de un día.
Llamarlo "reloj" no es una metáfora. Durante la oscuridad de la noche, las células acumulan una proteína llamada PER (por "período"), como si fueran granos en un reloj de arena. Después, a lo largo del día, las células se vacían. Y, dado que los días y las noches cambian de duración según la época y el lugar, este reloj debe ser capaz de aprender continuamente de los ciclos de la realidad externa.
Las proteínas PER son creadas a la orden de un gen en particular. Una vez creadas, las PER se unen a otras proteínas ("TIM"), adquiriendo la habilidad de silenciar al gen que las produce. Otro gen hace otra proteína que regula el ritmo al que PER y TIM se juntan para hacer esto, así como un engranaje de reloj decide que por cada 60 movimientos del segundero corresponde uno del minutero.
Con esto y un par de genes y proteínas más, los seres humanos, los otros animales y las plantas anticipan la caída de la noche y la salida del sol para preparar las funciones de cada turno, incluso si si Mr. Burns impide que amanezca.
Antes del horario previsto, el reloj le recuerda a nuestro organismo empezar a elevar la presión sanguínea y segregar cortisol, por ejemplo, para ayudarnos a despertar y mantenernos alerta durante la vigilia, o a bajar la temperatura corporal y segregar melatonina para que no nos movamos tanto y nos relajemos para dormir.
Cada cosa en un ser vivo tiene un horario de trabajo, y tan importante son estos detalles que todo se descompone si algo altera abruptamente la relación entre el reloj y la realidad, como un viaje en avión al otro lado del planeta o —sospecho fuertemente— un viaje en máquina del tiempo a la estación opuesta del año.
Premio Nobel de Física
Para: Barry Barish y Kip Thorne.
Por: Reafirmar que Einstein era un genio.
Por: Reafirmar que Einstein era un genio.
Einstein predijo que el movimiento repentino de un objeto, como una piedra al caer en un estanque, crearía ondas, salvo que en el estanque del espacio las olas serían de gravedad. Y es que cada objeto está tensando la tela del espacio con su masa y, al moverse, la tela vuelve tras él a su estado original. Si la aceleración es grande, hará tambalear a los objetos cercanos de menor masa.
La lógica del experimento que merece el Nobel es similar a la de hacer rodar dos bolas idénticas, cada una con una marca sobre su superficie. Si se lanzan las dos al mismo tiempo y con la misma velocidad, en cualquier instante deben haber recorrido la misma distancia y sus marcas deben estar en la misma posición, por ejemplo, apuntando hacia arriba... si es que la superficie por la que ruedan es perfectamente plana.
El experimento real fue con rayos láser de varios kilómetros de largo en lugar de bolas; las marcas eran sus fases y la superficie era el espacio mismo. Las diferencias al final de las trayectorias permitieron encontrar variaciones en el espacio recorrido más pequeñas que el núcleo de un átomo.
En 2015, 100 años después de la predicción de Einstein, se descubrió así que el choque de dos agujeros negros situados a 1.300 millones de años luz había perturbado el espacio aquí, en la Tierra... 1.300 millones de años más tarde.
Premio Nobel de Química
Para: Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson.
Por: Crear una lupa para ver moléculas.
Por: Crear una lupa para ver moléculas.
Las partículas vibran, los átomo se mueven, las moléculas se transforman... todo es un caos a nivel microscópico. Por si fuera poco, las partículas de luz son demasiados toscas a ese nivel como para sacar fotografías directas: sería como tomarse la temperatura con un termómetro al rojo vivo.
Los tres ganadores del Nobel hicieron tres cosas:
- Un método para fotografiar moléculas en 3D, usando electrones en vez de luz.
- Un algoritmo para deducir los detalles borrosos y dar más resolución al modelo 3D.
- Una forma de congelar las moléculas al instante para impedir que se degraden.
Todo esto junto se conoce como crioelectromicroscopía, y permite analizar en detalle las moléculas más complejas, las de la química orgánica: ADN, proteínas, viruses, etcétera. Es el resultado de más de tres décadas tratando de enfocar algo tan cotidiano como una proteína:
El tercer aporte es tal vez el más interesante. Nótese que el hielo es un cristal de agua: a medida que se enfría, sus moléculas se orientan en un patrón específico, más o menos todas apuntando en la misma dirección, y esto, lógicamente, altera la molécula que se intenta fotografiar (además, las moléculas orgánicas suelen ser solubles en agua). En su lugar, la crioelectromicroscopía crea vidrio de agua: la congela tan velozmente que sus moléculas se quedan desordenadas, como estaban en el estado líquido. Es agua sólida, ¡pero no es hielo! Es un fluido que no se mueve.
Premio Nobel de Literatura
Para: Kazuo Ishiguro.
Por: Escribir en tiempos de Facebook.
Por: Escribir en tiempos de Facebook.
A veces estoy tan inmerso en mi propia compañía que, si inesperadamente corro hacia alguien que conozco, es un poco shockeante y me toma un rato ajustarme.
Kazuo Ishiguro, Never let me go
Sígueme al abismo.
Premio Nobel de la Paz
Para: ICAN.
Por: Tratar de invertir un concepto.
Por: Tratar de invertir un concepto.
La razón por la que ya no se suelen ver hongos radiactivos en el horizonte es que las armas nucleares cada vez son más y más potentes. El día que una detone, no habrá tiempo de ver nada.
El concepto de Destrucción Mutuamente Asegurada explica que nadie las usa por temor a la represalia. La primera bomba implica una segunda, y la segunda una tercera, y así hasta que no quede nada. Pero siempre hay un loco cerca del poder, y tanto poder atrae a los locos y potencia sus locuras.
La única manera de lograr una paz mutuamente asegurada, que no sea por miedo sino por inteligencia, es la eliminación de tales armas. En eso trabaja —sutilmente, como la voz de la conciencia— la Campaña Internacional para la Abolición de Armas Nucleares (ICAN), receptora de este premio cuyo valor monetario puede ser de gran ayuda.
En el pasado, este tipo de acuerdos internacionales lograron eliminar las minas subterráneas y las armas biológicas y químicas, o al menos hicieron que fueran ilegales en casi todo el mundo. Algún día podrán hacer lo mismo con las armas de estupefacción masiva, el nuevo opio de las masas: las redes sociales.
Premio Nobel de Economía
Para: Richard Thaler.
Por: Reunir a la economía con la psicología.
Por: Reunir a la economía con la psicología.
El que planea y el que ejecuta el plan son diferentes individuos, aunque sean la misma persona. Por eso es que Odiseo se ató al mástil del barco antes de entrar en contacto con las sirenas: porque no confiaba en su otro yo, el del futuro, el encargado de hacer las cosas. En otras palabras: porque se conocía a sí mismo. Lo mejor es empezar la acción en el momento del plan, en el presente, cuando la parte de uno que está firmemente decidida tiene el control...
Thaler demostró que esto ocurre —junto con otras desgracias— porque simplificamos la toma de decisiones económicas creando diferentes "cuentas" en nuestra cabeza, sin nunca integrarlas en una única ecuación. Por lo tanto, el valor que le asignamos a una cosa depende del valor de las otras cosas de la categoría en la que la metimos y no tiene relación el resto de la realidad.
Es por algo así que estimamos de mayor valor un bien cuando lo poseemos y lo despreciamos cuando lo perdemos o no lo podemos tener, y que le damos más importancia a perder una cosa que a ganar otra. Naturalmente, hacemos lo mismo con "nuestras" ideas...