El progreso viene de la mano del conocimiento. La economía no escapa a esta regla. Conocemos la historia de que el dinero estaba inicialmente "respaldado" por oro. La idea era simple y bella: en cualquier momento podías cambiar tus billetes por el oro que representaban —como si fueran cheques—, sin necesidad de andar con un lingote en un bolsillo y un rallador de queso en el otro para poder dejar la propina.[+]
Marx creía que el precio de algo estaba determinado por el esfuerzo que se ponía en crearlo. Por mil razones, esto se demostró completamente erróneo (se puede hacer el experimento de intentar vender una réplica de la estatua de la libertad hecha con excrementos de moscas exquisitamente seleccionadas de la basura de las capitales del mundo argumentando lo difícil que fue hacerla).[+]
A veces, lo que parece correcto pensar, decir y hacer es simplemente políticamente correcto. La respuesta a un crucigrama o una ecuación matemática puede ser correcta. Una política nunca puede ser más que políticamente correcta, es decir, aceptada por una minoría que no acepta otras políticas. ¿Por qué digo esto? Lo personal no es político, sino al revés. Hay que sospechar de la política un poco más que de la ciencia.[+]
Empezaré hoy una serie de artículos en los que tocaré temas de Led Zeppelin economía, política y sociedad, pero, como siempre, desde una perspectiva científica, con los que espero equilibrar un poco la balanza sumando dos o tres lectores que aún tengan su cerebro intacto de tanta ideología, sea de izquierda o derecha, de arriba o de abajo: toda ideología es el recurso de quien no sabe pensar.[+]
Esta será una entrega altamente politizada, porque soy argentino y me afecta un gobierno basado en el adoctrinamiento pobrista y el castigo al progreso, creando un síndrome de Estocolmo civil. Y funciona. Incluso la terapia de electroshock funcionaba porque hasta los locos ceden ante la tortura. Igual quiero aclarar que no tengo ningún problema con la democracia. Tampoco con las armas; el problema son las balas.[+]