Uno podría creer que la principal herramienta del progreso es la ciencia, pero en realidad es la divulgación del conocimiento, ya que sin ésta no hay ciencia. Por eso espero que durante el año hayas tenido la oportunidad de mencionar en algún momento algo aprendido en esta serie de avances científicos, no sólo por placer intelectual, sino por la presión que habrías ejercido al círculo del conocimiento en cuya circunferencia opera la ciencia.

La ciencia no te hará feliz: esa es una búsqueda personal, subjetiva. La ciencia está para facilitar la comprensión del mundo: es una búsqueda colectiva, objetiva. No es una profesión sino una interminable carrera que cursa toda la Humanidad y a la que algunos dedican cada uno de sus días, porque el problema con la vida es que no se puede pausar ni retroceder y hay que vivirla mientras dura... por ahora.

Luego de tanto tiempo escribiendo sobre avances de la ciencia, debo confesarlo: no me gusta la ciencia, me gusta el conocimiento, y actualmente el método científico es el más fiable y efectivo para acercarse a él; no me gusta la ciencia, me gusta lo que la ciencia descubre y cómo crecen las posibilidades de descubrir más con cada nuevo paso; no me gusta la ciencia, me gustan las mujeres... creo que ya dije demasiado...

Y así fue que decidí saltarme la introducción y salvar mi vida y el mundo. Ahora pasemos directamente a los avances científicos más asombrosos de los últimos días, algunos de los cuales son verdaderas joyas de la bijouterie histórica de de la Humanidad, aunque lamentablemente no siempre sean aprovechadas y a veces me surge la duda: ¿De qué sirve un eslabón de oro en una cadena oxidada?

La ciencia ha avanzado este mes, entre otras maravillas, hacia la lectura concreta de la mente. Pronto llegaremos a ese paradójico e incómodo instante de la historia humana cuando dos personas podrán leerse la mente mutuamente, creando un bucle infinito, probablemente lleno de pornografía. Hasta entonces, lamento informarte que no te queda más remedio que seguir leyendo Cibermitanios, a la antigua...

La ciencia es un extraño fenómeno que, independientemente de la civilización que lo represente (podría haber ciencia en otros mundos), no tiene más remedio que avanzar. Y ese es el signo de la inteligencia. Es curioso -cambiando de tema- que nada se diga acerca de la inteligencia del Creador, aunque se deduce de sus propiedades infinitas que es absolutamente inteligente... ¿o absolutamente estúpido?

Hoy me enteré de este acontecimiento: científicos de Harvard han construido una medusa con células de rata. Al principio no estuve seguro de cómo reaccionar, pero seguí leyendo y releyendo y creo que hay dos o tres cosas que vale la pena decir acerca de esto -que no saldrán en las noticias-, de tanta relevancia filosófica como científica. Primero, que no es tan grotesco como suena... Pero veamos de qué se trata...

Hay dos cosas en el mundo: sueños y ciencia. Soñar no cuesta nada porque no vale nada; es el trabajo sobre los sueños lo valioso, que los guía hacia la realidad. O sea: no todo es ciencia... hasta que lo es. De ella salen cosas realmente positivas, incluyendo, como en este mes, una solución casi milagrosa para oxigenar la sangre de quienes no pueden respirar, inventada por el prestigioso hematólogo Dr. Ácula.

En ciertos terrenos que recorre el alma humana suele haber carteles que aconsejan que es mejor creer que saber. Pasa sobre todo con las cuestiones más importantes de la vida, como la vida misma, la muerte, el dolor y el amor. No digo que haya que saberlas ni que creerlas, sino que no es necesaria una cosa ni otra para transitar libres de incertidumbre. Ahora, en caso de querer creer, mejor es saber en qué se cree...

La mayoría de los avances de la ciencia son hacia cosas lejanas: hacia un irrecuperable pasado o un incierto futuro, hacia inalcanzables distancias astronómicas o imperceptibles miniaturas cuánticas. Pero es justamente a través de la revelación de lo imposible que, como dijeron Les Luthiers, lograrás una humildad que te llenará de orgullo y de soberbia... llegarás a ser tan creyente que no lo podrás creer.

Este mes la ciencia ha dado poco más que malas noticias, lo cual es bueno, porque de todos modos implica un avance. Malo sería que el planeta estuviera en peligro y no lo supiéramos. Con todo este conocimiento, sin embargo, podemos enfrentar la realidad y actuar como la especie inteligente, apasionada y responsable que somos pero que por modestia no queremos demostrar frente a los otros animales...

Este mes, los inventos parecen superar a los descubrimientos, a pesar de que ambas palabras signifiquen esencialmente lo mismo: un inventus es algo encontrado, descubierto, algo in-venido. En los siguientes párrafos veremos algunos de los artículos que más recientemente se han agregado a nuestro inventarium, es decir, al conjunto de cosas que conocemos y que a fin de cuentas no son más que cosas inventadas.

Copérnico, Kepler y Galileo aún no lograron que las personas dejen de culpar a las estrellas por las consecuencias de sus propios actos. Al mismo tiempo, ignoramos las verdaderas señales de la Naturaleza que por todas partes grita que nuestra conducta es insostenible. Es una suerte que unos pocos sigan intentando descifrar el mensaje antes de que se nos revele con más que indoloras probabilidades.

En plena guerra cibernética, la ciencia sigue su camino con pasos de poeta, creándolo a medida que avanza y dejándolo atrás para que otros lo puedan transitar hacia la frontera infinitamente elástica del conocimiento. Si el resto de las actividades humanas fueran un poco más como la ciencia, podríamos despedirnos casi completamente de los límites, los conflictos, la monotonía, y, especialmente, etcétera.

Se terminó el año. Nunca más habrá un 2011. En fechas como esta, es más evidente el carácter añejo del tiempo: cada instante, en realidad, queda sepultado para siempre en el pasado apenas cobra existencia; decae tan rápidamente como esas partículas que busca el CERN. Pero no te asustes; lo importante no es el tiempo que se va, sino lo que deja, incluyendo algunas cosas que nadie había soñado jamás...

¡Oh, de cuántas cosas es capaz el Hombre! Capaz de crear ficciones y realidades. ¡Y con cuánta fuerza sacude la ciencia las endebles verdades! Uno de sus brazos crea mientras el otro destruye. ¡Y qué contradictoria es nuestra naturaleza! Aún sabiéndose libre prefiere vivir ignorante, y aún sabiéndose esclava obedece al deseo ser libre. ¡Y qué caro que está todo! (mi abuela insistió en que ponga eso).

Se han hecho incontables e increíbles avances científicos desde la época de Galileo Galilei, quien probablemente fue el primer científico de la Historia (murió en 1642, y sigue muerto hasta la fecha; lo aclaro porque nunca se sabe cuándo será común la resucitación... y ahí quiero ver a los defensores de la reencarnación). Por ejemplo, sólo durante este mes se realizaron los siguientes avances...

Este ha sido un mes glorioso para la ciencia, principalmente por el experimento que podría cambiar la física para siempre si se repite el mismo resultado: una partícula viajando más rápido que la luz. Es algo muy inesperado como para tomarlo a la ligera, pero eso es lo excitante de ciencia: equivocarse es fácil; menos uno, cualquier camino conduce al error. Pero, para llegar a la verdad, hay mucho por recorrer...

Cosas que hacen pensar (ejecución elemental para actuar correctamente). Un cuadro de Velázquez, una canción de Vivaldi, una red de información que conecta individuos de todo el mundo, un sistema de conocimiento accesible, un plan de pre-visión para progresar por buen camino, una prueba de que el cambio es posible. Todo con un leit motive: medios para la expansión de la conciencia global.

¡Llegó lo que todos esperaban (después de la venta de clones de Adriana Lima)! La dosis mensual de ciencia de Cibermitanios. Para ser honesto, este mes la ciencia ha realizado avances que realmente no me esperaba y, sin embargo, no me parecieron los más maravillosos ni revolucionarios. Es extraño: sólo son inesperados. Lo que quiero decir es que estoy confundido, pero no sé acerca de qué.