
En la ciencia, como en toda forma de progreso, a veces se necesita un poco de suerte. Otras veces se necesita muchísima suerte. Porque la suerte existe al igual que los tréboles de cuatro hojas y lleva mucho, pero mucho trabajo atrapar cualquiera de los dos –aunque algunos las encuentran por pura suerte–. Veamos qué tréboles encontró la ciencia durante este último mes...
Programan bacterias para que funcionen como DVDs

Científicos del MIT programaron el ADN de bacterias E. coli para que grabe en sí mismo información específica, como, por ejemplo, la presencia de una toxina en el ambiente o de un problema en un organismo humano. Puede parecer algo inútil, pero, ya que el ADN tiene
muchísima capacidad de almacenamiento, una durabilidad de miles de años y no requiere fuente de energía,
este avance podría utilizarse para torturar bacterias durante toda la eternidad.
El primer animal digital vivirá el año que viene

Por otro lado, la simulación de genes y moléculas ayuda mucho a la ciencia, que
pronto tendrá un aliado invaluable, un animal completamente virtual, es decir, la
réplica digital exacta, célula por célula, de un animal vivo:
el gusano C. elegans. Su pecera será una computadora y ayudará a seguir realizando ensayos clínicos sobre numerosas enfermedades lejos del ojo de la moral... Al menos hasta que hagan clones virtuales de miembros de Greenpeace.
Explorando un cometa... a oscuras

La sonda Philae aterrizó en el cometa 67P y conquistó
un mundo extraordinario (o al menos
una ciudad). Lamentablemente, ancló a 1 km de lo planeado, en una zona con poca luz para recargar sus baterías solares, y
entró en modo de hibernación. Pese a todo, parece haber encontrado moléculas orgánicas en el cometa... y su viaje recién comienza. Renacerá como Fénix al pasar cerca del Sol en unos meses y seguirá haciendo historia.
Crean fantasmas de laboratorio

La teoría explica que la sensación de "presencias" fantasmales es un fenómeno similar el
déjà vu: señales sensoriomotoras llegan desfasadas al cerebro y confunden la posición del propio cuerpo con la del de alguien más. Para comprobar la idea, se indujeron con electrodos dichas señales, que, si bien eran artificiales,
generaron la misma experiencia plenamente metafísica. Conclusión: los fantasmas existen y pueden meterse en la cabeza viajando por cables.
El jazz mejora la puntería en el golf

No estoy inventando:
Un experimento demostró que escuchar jazz hace jugar mejor al golf. Es más: estudios previos comprobaron que la música country mejora el desempeño en baseball y que el hip-hop ayuda a jugar basketball. Todo esto estaría relacionado con el tipo de motricidad requerida para cada acción (fina, en el caso del golf) o bien con la preferencia musical de cada tipo de pelota. Imagino que a las de ping-pong les gusta el power metal.
Aviones sin ventanas, pero con mejor vista

La próxima generación de aviones comerciales tendrá paredes más delgadas al eliminar las ventanas, ahorrando combustible, emisiones y costos y ganando espacio interno –
dicen, aunque la publicidad es un perro entrenado para señalar sólo lo bueno–. El lugar de los cristales, el interior tendrá proyecciones panorámicas en tiempo real, lo cual –si me preguntan– sería tan provechoso como viajar en una moto cerrada con un ventilador en la cara.
Preparan el primer auto volador realmente factible

Me gusta más esta idea que se acerca lenta pero firmemente: el AeroMobil, que no intenta ser una simple mezcla de automóvil y aeroplano, sino un nuevo tipo de vehículo diseñado exclusivamente para rodar y volar. Tampoco es sólo un
concepto, ya que los
prototipos se mantienen en el
hangarage sólo por las regulaciones de tránsito. Pero soy optimista y sé que todo cambiará cuando sea posible cobrar peaje por usar el cielo.
Muy pocos adultos trabajan en lo que querían de pequeños

Un
estudio estadístico puso números a lo que todos intuimos: que sólo un 6% de los niños de ayer soñaba con hacer lo que hacen hoy. Esto conduce a una pregunta profundamente filosófica: ¿Son los niños los que tienen mala memoria, o los adultos? Yo sospecho que los sueños no cambian, sino que simplemente se diluyen en la realidad como gotas de agua en un mar de tinta gris.
No olvides que, si bien es inevitable crecer, no es obligatorio dejar de soñar.
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