Inventos creativos para hacer la vida más poética
Excusas para que la vida sea un arte.
9/2/13
Cuanto más asombroso es un invento, menos asombro causa; nos acostumbramos a lo útil y tanto más si no lo comprendemos. Paradójicamente, recurrimos al arte para tener una dosis de realidad: el extrañamiento que produce y el lenguaje poético con el que describe la realidad es esencial para que los ojos de la mente vean lo impronunciable. Entonces, ¿por qué no tomar prestada la poesía y rociarla sobre el mecanizado mundo cotidiano?
Aunque por ahora es sólo un concepto, este invento podría traer varias ventajas, como ayudar a reconocer a los amigos por sus melodías preferidas e inculcar cultura musical en la gente en general: el cartero, el lechero y todos esos profesionales en vías de extinción podrían tener su propia firma sonora para anunciar su llegada. En particular, los amantes (por no repetir "el lechero") se beneficiarían de este híbrido entre noble instrumento generador de armonías y arma terrorista de los despiadados testigos de Jebús.
De algún modo, con música en tu timbre todo en la vida sería más colorido, incluyendo las bromas de los niños, los locos, los borrachos y el resto de los desagradables transeúntes, generalmente predispuestas a arruinar la paz de este mundo, especialmente los domingos. Ahora que lo pienso, no me caen muy bien los humanos.
De cualquier modo, excepto el que hayas escogido para el comienzo del párrafo anterior, aunque este ejemplo tiene sólo cinco notas, es suficiente para detonar ciertas melodías populares, condensando al mismo tiempo el aprendizaje de quienes carecen de estudios formales en timbrística. Dicha limitación tonal incluso podría evitarnos la muerte, ya que le falta nada menos que una nota para completar la melodía con la que, según la leyenda, llama el destino a nuestra puerta:
Y en realidad adoraría que fuese cierta. Estaría un día o una noche tranquilo en mi casa y desde el silencio surgiría esta melodía fatal: sabría sin lugar a dudas que anuncia mi última hora. Me apartaría de la computadora con calma y una sonrisa de paz recordando las cosas buenas que pude vivir, me subiría los pantalones y escaparía por la ventana. Desafortunadamente, la verdad es que no es posible huir de este soldado perfecto: la muerte es sorda, como Beethoven.
Puede parecer que hoy es igual al día anterior, pero es otro (no es que esté subestimando tus dotes comparativas, pero debería aclarar que el solo hecho de que sea otro le impide ser igual, ya que dos cosas idénticas en todo sentido ocuparían el mismo espaciotiempo y serían una). Y, en consecuencia, el ayer fue eliminado para siempre cuando la Luna raspó suavemente el día hasta borrarlo del cielo; no hay papelera de reciclaje para el tiempo.
Aunque sus ecos resuenen hasta el último día del futuro, bifurcando posibilidades, el pasado –las ínfimas partes cristalizadas de la Oportunidad que es el presente– es lo que fue, lo que ya no es, lo que no existe más; sus posibilidades están anuladas. Entonces, ni siquiera es lo que fue, sino que simplemente fue.
Los días que han de venir, a cambio, aún son Posibilidad –aunque todavía no Oportunidad– y, como si el universo fuera un inmensurable Guitar Hero, el presente nos da sólo unas fracciones de segundo para actuar, acertemos la nota o no. Esta es probablemente la imagen más hermosa salida de mi mente, a excepción de aquella en que la tabla periódica de los elementos es como un lento Tetris al revés.
También así, un poco más fiel, poéticamente fiel a la realidad, dándonos otra visión del tiempo mientras convertimos los días en un polvo gris, este calendario tiene otros aspectos más pragmáticos: anula la necesidad de un lápiz para agendar ciertas fechas especiales, bastando con rayar una cruz sobre el futuro en cuestión, y, por añadir otro ejemplo, nos deja a fin de mes con una hoja limpia, dispuesta a ser escrita como si nunca el tiempo se hubiera posado sobre ella.
Al respecto del carácter fugitivo del tiempo y de la blanca moneda que raspa sus noches en busca de fortuna, autocito mi palíndromo lejanamente alusivo:
Poema que, aunque parezca irrelevante, traducido significa: El mejor premio posible en esta lotería temporal es la posibilidad de seguir participando.
La primera vez que vi algo como esto fue en una carta, incrustada con diminutas semillas de flores silvestres. Lo vi luego en tarjetas personales, invitaciones y souvenirs... Sólo hay que humedecer el papel para que comience a germinar y eventualmente trasplantarlo donde haya un poco de tierra. Y me gustaría verlo en más objetos cotidianos: diarios, revistas y libros, pañuelos y servilletas descartables, post-its, papel de regalo, papel picado, platos y vasos de cartón, cajas de pizza... incluso pondría semillas en el dinero, para que al menos tuviera un valor real.
Las semillas han colaborado como nada al desarrollo del potencial humano. En el año sagánico del calendario cósmico, que comienza el 1 de enero con el Big Bang y en el que hoy es 31 de diciembre a medianoche, las primeras plantas aparecieron el 19 de diciembre, los dinosaurios el 25 y el Homo Sapiens hace una hora. Sin embargo, hemos desarrollado la agricultura hace apenas 40 segundos, y esto permitió la aparición de la primera civilización (neolítica) hace 35 segundos. Recién entonces y con ese impulso tremendo de las semillas comienza la Historia humana, permitiéndonos inventar la mayoría de las religiones hace 4 segundos. Es mucho lo que cabe en un papel.
Queda claro que las semillas han sido un éxito para la naturaleza y su evolución. Personalmente, considero que el éxito consiste en dar más de lo que se toma. Y para la Humanidad, como especie creativa, no es tarde: aún puede tener éxito, aprender y devolver un poco de lo que ha tomado como si le perteneciera, acumulando deudas con intereses exponenciales.
La tragedia es comprensible: la experiencia siempre llega después de que la necesitamos. Decían los sufíes al respecto que el buen juicio viene de la experiencia, y la experiencia viene del mal juicio. En cualquier caso, usar menos papel ya no sería suficiente, como dejar de robar no redime al ladrón. Hacer lo correcto no es excusa para no hacer algo mejor, como esto.
Después de haber estropeado este planeta en menos de un segundo (y es una suerte que los árboles no puedan gritar), lo menos que podemos hacer es llenarlo de flores. Sería un buen hábito para la humanidad. Y, si bien dicen que el hábito no hace al monje, también es cierto que los monjes desnudos no son bien vistos en el Vaticano. Como entre ellos, en cualquier otro lado no hay santo sin pasado ni pecador sin futuro.
Añadiré apresuradamente en este femtosegundo cósmico que la idea no tiene por qué estar floralmente limitada: muchas plantas comestibles tienen semillas pequeñas, como la lechuga, y esta variante podría volver a ponernos en contacto con la producción, aunque no así nos aleje del consumismo que parece inevitable. Téngase en cuenta también que cuanto más pequeña es la semilla, germina y se desarrolla más rápidamente, así que el papel parece un excelente medio para propagar nuestros actos colectivos pendientes.
Finalmente y a pesar de su potencial, debo advertir que esta idea no es viable para preservar formas vivas de otros reinos, especialmente por lo inmundo de escribir sobre papel de óvulos con tinta de esperma, así que conviene en otros casos, simplemente, cambiar el enfoque y no talar tantos animales.
Timbre piano
Aunque por ahora es sólo un concepto, este invento podría traer varias ventajas, como ayudar a reconocer a los amigos por sus melodías preferidas e inculcar cultura musical en la gente en general: el cartero, el lechero y todos esos profesionales en vías de extinción podrían tener su propia firma sonora para anunciar su llegada. En particular, los amantes (por no repetir "el lechero") se beneficiarían de este híbrido entre noble instrumento generador de armonías y arma terrorista de los despiadados testigos de Jebús.
De algún modo, con música en tu timbre todo en la vida sería más colorido, incluyendo las bromas de los niños, los locos, los borrachos y el resto de los desagradables transeúntes, generalmente predispuestas a arruinar la paz de este mundo, especialmente los domingos. Ahora que lo pienso, no me caen muy bien los humanos.
De cualquier modo, excepto el que hayas escogido para el comienzo del párrafo anterior, aunque este ejemplo tiene sólo cinco notas, es suficiente para detonar ciertas melodías populares, condensando al mismo tiempo el aprendizaje de quienes carecen de estudios formales en timbrística. Dicha limitación tonal incluso podría evitarnos la muerte, ya que le falta nada menos que una nota para completar la melodía con la que, según la leyenda, llama el destino a nuestra puerta:
Y en realidad adoraría que fuese cierta. Estaría un día o una noche tranquilo en mi casa y desde el silencio surgiría esta melodía fatal: sabría sin lugar a dudas que anuncia mi última hora. Me apartaría de la computadora con calma y una sonrisa de paz recordando las cosas buenas que pude vivir, me subiría los pantalones y escaparía por la ventana. Desafortunadamente, la verdad es que no es posible huir de este soldado perfecto: la muerte es sorda, como Beethoven.
Calendario raspable
Esta es una idea fantástica, no sólo por hacer que el insulso acto de consultar un calendario sea más entretenido, sino porque también contiene un postulado filosófico acerca de la naturaleza del tiempo, bajo la superficie, como siempre...Puede parecer que hoy es igual al día anterior, pero es otro (no es que esté subestimando tus dotes comparativas, pero debería aclarar que el solo hecho de que sea otro le impide ser igual, ya que dos cosas idénticas en todo sentido ocuparían el mismo espaciotiempo y serían una). Y, en consecuencia, el ayer fue eliminado para siempre cuando la Luna raspó suavemente el día hasta borrarlo del cielo; no hay papelera de reciclaje para el tiempo.
Aunque sus ecos resuenen hasta el último día del futuro, bifurcando posibilidades, el pasado –las ínfimas partes cristalizadas de la Oportunidad que es el presente– es lo que fue, lo que ya no es, lo que no existe más; sus posibilidades están anuladas. Entonces, ni siquiera es lo que fue, sino que simplemente fue.
Los días que han de venir, a cambio, aún son Posibilidad –aunque todavía no Oportunidad– y, como si el universo fuera un inmensurable Guitar Hero, el presente nos da sólo unas fracciones de segundo para actuar, acertemos la nota o no. Esta es probablemente la imagen más hermosa salida de mi mente, a excepción de aquella en que la tabla periódica de los elementos es como un lento Tetris al revés.
También así, un poco más fiel, poéticamente fiel a la realidad, dándonos otra visión del tiempo mientras convertimos los días en un polvo gris, este calendario tiene otros aspectos más pragmáticos: anula la necesidad de un lápiz para agendar ciertas fechas especiales, bastando con rayar una cruz sobre el futuro en cuestión, y, por añadir otro ejemplo, nos deja a fin de mes con una hoja limpia, dispuesta a ser escrita como si nunca el tiempo se hubiera posado sobre ella.
Al respecto del carácter fugitivo del tiempo y de la blanca moneda que raspa sus noches en busca de fortuna, autocito mi palíndromo lejanamente alusivo:
Anúlala. Las yerbas abre y sal a la luna.Alaluna
Poema que, aunque parezca irrelevante, traducido significa: El mejor premio posible en esta lotería temporal es la posibilidad de seguir participando.
Papel plantable
La primera vez que vi algo como esto fue en una carta, incrustada con diminutas semillas de flores silvestres. Lo vi luego en tarjetas personales, invitaciones y souvenirs... Sólo hay que humedecer el papel para que comience a germinar y eventualmente trasplantarlo donde haya un poco de tierra. Y me gustaría verlo en más objetos cotidianos: diarios, revistas y libros, pañuelos y servilletas descartables, post-its, papel de regalo, papel picado, platos y vasos de cartón, cajas de pizza... incluso pondría semillas en el dinero, para que al menos tuviera un valor real.
Las semillas han colaborado como nada al desarrollo del potencial humano. En el año sagánico del calendario cósmico, que comienza el 1 de enero con el Big Bang y en el que hoy es 31 de diciembre a medianoche, las primeras plantas aparecieron el 19 de diciembre, los dinosaurios el 25 y el Homo Sapiens hace una hora. Sin embargo, hemos desarrollado la agricultura hace apenas 40 segundos, y esto permitió la aparición de la primera civilización (neolítica) hace 35 segundos. Recién entonces y con ese impulso tremendo de las semillas comienza la Historia humana, permitiéndonos inventar la mayoría de las religiones hace 4 segundos. Es mucho lo que cabe en un papel.
Queda claro que las semillas han sido un éxito para la naturaleza y su evolución. Personalmente, considero que el éxito consiste en dar más de lo que se toma. Y para la Humanidad, como especie creativa, no es tarde: aún puede tener éxito, aprender y devolver un poco de lo que ha tomado como si le perteneciera, acumulando deudas con intereses exponenciales.
La tragedia es comprensible: la experiencia siempre llega después de que la necesitamos. Decían los sufíes al respecto que el buen juicio viene de la experiencia, y la experiencia viene del mal juicio. En cualquier caso, usar menos papel ya no sería suficiente, como dejar de robar no redime al ladrón. Hacer lo correcto no es excusa para no hacer algo mejor, como esto.
Después de haber estropeado este planeta en menos de un segundo (y es una suerte que los árboles no puedan gritar), lo menos que podemos hacer es llenarlo de flores. Sería un buen hábito para la humanidad. Y, si bien dicen que el hábito no hace al monje, también es cierto que los monjes desnudos no son bien vistos en el Vaticano. Como entre ellos, en cualquier otro lado no hay santo sin pasado ni pecador sin futuro.
Añadiré apresuradamente en este femtosegundo cósmico que la idea no tiene por qué estar floralmente limitada: muchas plantas comestibles tienen semillas pequeñas, como la lechuga, y esta variante podría volver a ponernos en contacto con la producción, aunque no así nos aleje del consumismo que parece inevitable. Téngase en cuenta también que cuanto más pequeña es la semilla, germina y se desarrolla más rápidamente, así que el papel parece un excelente medio para propagar nuestros actos colectivos pendientes.
Finalmente y a pesar de su potencial, debo advertir que esta idea no es viable para preservar formas vivas de otros reinos, especialmente por lo inmundo de escribir sobre papel de óvulos con tinta de esperma, así que conviene en otros casos, simplemente, cambiar el enfoque y no talar tantos animales.
Ok... "año sagánico del calendario cósmico" consulte en todas las bibliotecas del mundo (google) y no encontre ninguna referencia... perdona, pero debes hacer un espacio en tu agenda y estenderte un poco mas sobre el asunto...
ResponderEliminarobviamente año "sagánico" en referencia al hombre que ideó este calendario como comparación temporal entre el inicio de los tiempos y un año (Carl Sagan)
ResponderEliminarQue belleza! Cuando tenga mi casa solar le pondré un timbre-piano, asi el cartero podrá expresarse musicalmente cuando me deje la correspondencia plantable.
ResponderEliminarCada vez estás más loco :) y me caes mejor jajaja
ResponderEliminarQué alivio. Por un momento pensé que me estaba volviendo cuerdo. Nótese que, mientras que la cordura viene del corazón latino (cordis), el origen de la locura es un profundo misterio, como también lo es su final.
ResponderEliminarLa gente tiene que concentrarse mas en ser ellas mismas, y hacer lo que aman. Así quizás ya no estén tan sumergidos en miedos absurdos y se pondrán en acción para re-aprender a coexistir de verdad con la naturaleza.
ResponderEliminarGracias a la evolución por un escritor tan bueno como tu, le metes flow a tus obras. único y original, sigue así, mejorándote.
Nadie conocido lee estos artículos, y muchos tienen el miedo al que dirán. Creo que es la causa principal de la ignorancia en la persona común.
Bellissimo!!!
ResponderEliminarLo quiero mucho.
Hize el piano timbre, es todo un exito, si alguien quiere, le puedo pasar el diagrama del circuito, es muy sencillo de hacer. Muchas gracias, en serio.
ResponderEliminar¿Aun tienes el circuito?
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