Habilidades de los chimpancés
Entremos a la casa de los espejos peludos.
7/7/11
Como su título indica, este será un post monotemático. Hace unos dos millones de años, los chimpancés se separaron de los Homo, nuestro género. Pero seguimos siendo un 98% biológicamente idénticos, y observar un grupo de chimpancés es como entrar en la casa de los espejos, sólo que estos espejos son peludos y comen bananas. Advertencia: este post contiene imágenes de primates desnudos.
Hay evidencias de que los chimpancés bonobos en estado salvaje también dicen "no" moviendo la cabeza de lado a lado, al igual que las mujeres cuando quieren decir "sí". Usan este gesto para indicarle a otro que no haga algo, como acercarse a sus crías o intentar tomar un objeto de su pertenencia. La pregunta, por supuesto, es si se trata de una casualidad que hagan el mismo gesto que nosotros. La ciencia aún no lo ha explicado. Sin embargo, yo tengo una teoría casi innegable: no es un gesto aprendido culturalmente, sino que tiene un origen somatogénico, una causa corporal...
Si se observa atentamente un bebé humano mamando, se verá que cuando ha tomado suficiente leche mueve la cabeza de lado a lado para escapar de la teta que amenaza con hacerlo explotar; la niega. Es su primer "no", y se le graba para toda la vida. Usará el mismo gesto para eludir cualquier cosa con la que esté en desacuerdo, desde una cuchara con sopa que se acerca a Mach 3 hasta la más abstracta de las ideas o la visión misma de la realidad. Si esto es correcto y nosotros somos tan susceptibles de encariñarnos con ese reflejo, probablemente también los chimpancés.
Además, por supuesto, pueden aprender lenguajes de origen social, como lo demuestra un reciente estudio en el que la chimpancé Panzee pudo reconocer 130 palabras en inglés, aún cuando aparecían distorsionadas. La conclusión es evidente: hay que conseguir monos para que ayuden a descifrar CAPTCHAs.
El juego, de un modo un otro, parece presente en todos los animales; es la principal forma de explorar el mundo y aprender sus leyes. Pero los bebés de chimpancé van un paso más allá que el resto. En realidad, un paso más acá: mientras los machos inspeccionan piedras y ramas y ocasionalmente se las clavan en el ojo a otro monito, las hembras juegan a las muñecas, acunando rocas o palos entre sus brazos como si fueran sus hijos.
Sostener así a un recién nacido no es un invento nuestro: está programado en humanos y monos por igual porque ambas especies deben amamantar a sus crías del mismo modo. Claro que las tetas humanas son más lindas, y no lo digo porque sea un mamífero alimentado por ellas y me haya quedado alguna misteriosa obsesión que perdurará hasta el día que me muera. El punto es que los chimpancés usan la imaginación al jugar, y no sólo el cuerpo: imaginan que la rama que mecen está viva.
El resto del reino animal no muestra preferencias de juego según el sexo. En el laboratorio, los chimpancés se comportan igual que nosotros: ellas prefieren jugar con muñecas y ellos con autos o cosas similares. En estado salvaje, ambos prefieren las ramas, pero donde ellas ven muñecas, ellos ven estrellitas ninja. No sé qué es más asombroso: que los chimpancés se parezcan a nosotros o que seamos distintos de ellos.
Salvo el hombre, los elefantes, los chimpancés y los macacos, ninguna especie animal puede reconocer su propia imagen en un espejo -hasta donde se sabe-. El resto de los animales, en el mejor de los casos, cree que el reflejo es otro animal. El experimento que comprueba esto es muy sencillo y cualquiera que tenga un mono en su casa lo puede hacer...
Una chimpancé criada entre humanos sordomudos aprendió el lenguaje de señas que éstos usaban. Más tarde, enseñó lo aprendido a su familia. A través de las señas, no sólo pudieron comunicarse ideas complejas sino también dar a entender cosas falsas a propósito, como que un objeto estaba sucio para que no se lo quitaran o que el hermano le había pegado para llamar la atención de la madre.
La mentira es tan típicamente humana como el tiempo. Es una compleja expresión de la imaginación y la inteligencia y, sin embargo, generalmente es repudiada. Pero la mentira en sí misma no es mala; con qué fin se utilice es un asunto muy diferente. Como ejemplo positivo: no se puede hacer ficción de ningún tipo sin mentir; la mentira es una de las bases del arte. (Disclaimer: este párrafo puede ser falso.)
Teniendo una imaginación tan elaborada, cabe preguntarse si los chimpancés no sueñan con volar o atravesar árboles, por ejemplo, como nosotros soñamos con otras cosas imposibles. Quizá algún día el desarrollo de esa misma cualidad de mentir lleve a los primates a crear un sistema político o una religión. Quién sabe... quizá ya ocurrió. ¿Alguien quiere una banana?
Estos animalitos no son tan estúpidos como pueden parecer: se sabe que intercambian carne por sexo. En algún punto, los machos se dieron cuenta de que, si compartían lo que cazaban, se apareaban más que los cazadores egoístas. Las hembras, por su parte, observaron que si copulaban más con un macho, se aseguraban una mayor ración del botín. Cuando la hembra está en su período de infertilidad (en bancarrota), el macho comparte como de costumbre y la hembra vuelve en unos días a hacer su parte del acuerdo. Así, como las hembras no cazan y los machos no amamantan, todos ganan.
Esto me lleva a recordar la creencia (entre los humanos) de que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, lo cual no puede ser cierto: tuvo que haber dos primeros oficios, o ninguno hubiera tenido sentido; es decir, se requieren dos oficios para que exista el comercio. Entre estos monos, por ejemplo, la prostitución no podría haber nacido sin la caza. Quizá al comienzo fue una forma de agradecimiento por parte de la hembra hacia el macho y luego los intereses condicionaron a ambos a especializarse en lo que hacían (dejé de hablar de monos hace un rato).
Al menos un caso confirma que estos animales son capaces de planificar estrategias de ataque: un chimpancé de un zoológico sueco que pasaba sus mañanas recolectando y almacenando piedras. Más tarde, al abrirse el zoo al público, las usaba como proyectiles contra los visitantes humanos (haríamos lo mismo si una especie ligeramente superior nos encerrara para su diversión).
Pero lo más interesante de este chimpancé es que, cuando los humanos quitaron todas las piedras de su entorno y frustraron su malévola manifestación, aprendió que podía desprender partes de una pared para el mismo fin, por lo que, para que no descubrieran sus reservas bélicas, primero las aflojaba y las terminaba de sacar en el momento de la acción.
A diferencia de una paloma o un ratón, que continuarán haciendo toda su vida lo que les dio resultado la primera vez aunque nunca más les haya funcionado, el chimpancé es capaz de enfrentar un problema aplicando algo que me atrevo a llamar método científico: poner a prueba el conocimiento cada vez que la rutina no resulta como se espera. Ese es el principio de la inteligencia.
Lamentablemente, ni ellos ni nosotros aplicamos este principio en todas las ocasiones [cf. Fábulas con moraleja, psicología y hip-hop uruguayo]. El problema con esto es que, como dijo el psicólogo francés Gustavo Le Bon,
En primer lugar, los chimpancés son capaces de llevar cuentas sencillas: si ven que en un recipiente opaco se colocan dos bananas, y luego viene una persona y se lleva una banana, y luego vuelve y se lleva otra, saben que no quedan más y se van a hacer otra cosa que no es de tu incumbencia (cosas de monos). Si bien esta habilidad no es sorprendente, es un signo de inteligencia suficiente para postularse a la presidencia de Estados Unidos.
Es lógico que hayan desarrollado una capacidad para comprender cantidades y series. Saber cuántas frutas tiene uno, cuántas puede dar y cuántas tiene el otro para darnos es fundamental en sociedades donde existe el comercio. Quizá por la misma razón, los chimpancés adoran a los magos... la razón la dejo a tu imaginación –no a tu intelecto, que apenas es una imaginación frígida–.
Lo anterior refiere al cálculo de cantidades discretas, pero también tienen cierto entendimiento de cantidades continuas o abstractas: al ver cómo se llenan con jugo dos vasos opacos, eligen el que creen que ha recibido más, y son tan buenos en ello como nosotros. Hay algo de egoísmo o ambición en eso, al menos en comparación con un perro, al que puede ponérsele un plato lleno de comida y otro casi vacío y elegirá simplemente el que tenga más cerca (y no el que vio en el comercial de TV).
Hay muchos chimpancés artistas, no por entrenamiento, sino por pura vocación. De hecho, el mismísimo Picasso compró un cuadro pintado por un chimpancé llamado Congo. Según expertos, el estilo de Congo era "impresionismo lírico abstracto". Pero la cosa no termina ahí...
Probablemente sabías que hay monos actores, pero quizás no que también los hay cineastas. Una científica le dio a unos monos una cámara con pantalla integrada. Al tiempo, los chimpancés entendieron que la pantalla mostraba aquello hacia lo que apuntaba la lente y, aunque no supieran que estaban grabando esas imágenes, jugaban a enfocar diferentes escenas. Esta es la primera película enteramente actuada, filmada y dirigida por chimpancés. No es gran cosa, pero por algo se empieza...
Chimpancés y lenguaje corporal
Hay evidencias de que los chimpancés bonobos en estado salvaje también dicen "no" moviendo la cabeza de lado a lado, al igual que las mujeres cuando quieren decir "sí". Usan este gesto para indicarle a otro que no haga algo, como acercarse a sus crías o intentar tomar un objeto de su pertenencia. La pregunta, por supuesto, es si se trata de una casualidad que hagan el mismo gesto que nosotros. La ciencia aún no lo ha explicado. Sin embargo, yo tengo una teoría casi innegable: no es un gesto aprendido culturalmente, sino que tiene un origen somatogénico, una causa corporal...
Si se observa atentamente un bebé humano mamando, se verá que cuando ha tomado suficiente leche mueve la cabeza de lado a lado para escapar de la teta que amenaza con hacerlo explotar; la niega. Es su primer "no", y se le graba para toda la vida. Usará el mismo gesto para eludir cualquier cosa con la que esté en desacuerdo, desde una cuchara con sopa que se acerca a Mach 3 hasta la más abstracta de las ideas o la visión misma de la realidad. Si esto es correcto y nosotros somos tan susceptibles de encariñarnos con ese reflejo, probablemente también los chimpancés.
Además, por supuesto, pueden aprender lenguajes de origen social, como lo demuestra un reciente estudio en el que la chimpancé Panzee pudo reconocer 130 palabras en inglés, aún cuando aparecían distorsionadas. La conclusión es evidente: hay que conseguir monos para que ayuden a descifrar CAPTCHAs.
Chimpancés y juego
El juego, de un modo un otro, parece presente en todos los animales; es la principal forma de explorar el mundo y aprender sus leyes. Pero los bebés de chimpancé van un paso más allá que el resto. En realidad, un paso más acá: mientras los machos inspeccionan piedras y ramas y ocasionalmente se las clavan en el ojo a otro monito, las hembras juegan a las muñecas, acunando rocas o palos entre sus brazos como si fueran sus hijos.
Sostener así a un recién nacido no es un invento nuestro: está programado en humanos y monos por igual porque ambas especies deben amamantar a sus crías del mismo modo. Claro que las tetas humanas son más lindas, y no lo digo porque sea un mamífero alimentado por ellas y me haya quedado alguna misteriosa obsesión que perdurará hasta el día que me muera. El punto es que los chimpancés usan la imaginación al jugar, y no sólo el cuerpo: imaginan que la rama que mecen está viva.
El resto del reino animal no muestra preferencias de juego según el sexo. En el laboratorio, los chimpancés se comportan igual que nosotros: ellas prefieren jugar con muñecas y ellos con autos o cosas similares. En estado salvaje, ambos prefieren las ramas, pero donde ellas ven muñecas, ellos ven estrellitas ninja. No sé qué es más asombroso: que los chimpancés se parezcan a nosotros o que seamos distintos de ellos.
Chimpancés y autopercepción
Salvo el hombre, los elefantes, los chimpancés y los macacos, ninguna especie animal puede reconocer su propia imagen en un espejo -hasta donde se sabe-. El resto de los animales, en el mejor de los casos, cree que el reflejo es otro animal. El experimento que comprueba esto es muy sencillo y cualquiera que tenga un mono en su casa lo puede hacer...
- Ingredientes:
- Un mono.
- Un espejo.
- Una calcomanía.
- Preparación:
- Se le pega la calcomanía al mono donde no pueda verla (sin que se dé cuenta).
- Se pone el mono frente a la parte mágica del espejo.
- Procedimiento y evaluación:
- Observe. Si el animal se lleva la mano hacia donde tiene el adhesivo, significa que entiende que el espejo muestra su propio reflejo y, por lo tanto, queda demostrado que es consciente de sí mismo.
- Si no, no.
Los chimpancés y la mentira
Una chimpancé criada entre humanos sordomudos aprendió el lenguaje de señas que éstos usaban. Más tarde, enseñó lo aprendido a su familia. A través de las señas, no sólo pudieron comunicarse ideas complejas sino también dar a entender cosas falsas a propósito, como que un objeto estaba sucio para que no se lo quitaran o que el hermano le había pegado para llamar la atención de la madre.
La mentira es tan típicamente humana como el tiempo. Es una compleja expresión de la imaginación y la inteligencia y, sin embargo, generalmente es repudiada. Pero la mentira en sí misma no es mala; con qué fin se utilice es un asunto muy diferente. Como ejemplo positivo: no se puede hacer ficción de ningún tipo sin mentir; la mentira es una de las bases del arte. (Disclaimer: este párrafo puede ser falso.)
Teniendo una imaginación tan elaborada, cabe preguntarse si los chimpancés no sueñan con volar o atravesar árboles, por ejemplo, como nosotros soñamos con otras cosas imposibles. Quizá algún día el desarrollo de esa misma cualidad de mentir lleve a los primates a crear un sistema político o una religión. Quién sabe... quizá ya ocurrió. ¿Alguien quiere una banana?
Chimpancés, sexo y comercio
Estos animalitos no son tan estúpidos como pueden parecer: se sabe que intercambian carne por sexo. En algún punto, los machos se dieron cuenta de que, si compartían lo que cazaban, se apareaban más que los cazadores egoístas. Las hembras, por su parte, observaron que si copulaban más con un macho, se aseguraban una mayor ración del botín. Cuando la hembra está en su período de infertilidad (en bancarrota), el macho comparte como de costumbre y la hembra vuelve en unos días a hacer su parte del acuerdo. Así, como las hembras no cazan y los machos no amamantan, todos ganan.
Esto me lleva a recordar la creencia (entre los humanos) de que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, lo cual no puede ser cierto: tuvo que haber dos primeros oficios, o ninguno hubiera tenido sentido; es decir, se requieren dos oficios para que exista el comercio. Entre estos monos, por ejemplo, la prostitución no podría haber nacido sin la caza. Quizá al comienzo fue una forma de agradecimiento por parte de la hembra hacia el macho y luego los intereses condicionaron a ambos a especializarse en lo que hacían (dejé de hablar de monos hace un rato).
Chimpancés, estrategia y guerra
Al menos un caso confirma que estos animales son capaces de planificar estrategias de ataque: un chimpancé de un zoológico sueco que pasaba sus mañanas recolectando y almacenando piedras. Más tarde, al abrirse el zoo al público, las usaba como proyectiles contra los visitantes humanos (haríamos lo mismo si una especie ligeramente superior nos encerrara para su diversión).
Pero lo más interesante de este chimpancé es que, cuando los humanos quitaron todas las piedras de su entorno y frustraron su malévola manifestación, aprendió que podía desprender partes de una pared para el mismo fin, por lo que, para que no descubrieran sus reservas bélicas, primero las aflojaba y las terminaba de sacar en el momento de la acción.
A diferencia de una paloma o un ratón, que continuarán haciendo toda su vida lo que les dio resultado la primera vez aunque nunca más les haya funcionado, el chimpancé es capaz de enfrentar un problema aplicando algo que me atrevo a llamar método científico: poner a prueba el conocimiento cada vez que la rutina no resulta como se espera. Ese es el principio de la inteligencia.
Lamentablemente, ni ellos ni nosotros aplicamos este principio en todas las ocasiones [cf. Fábulas con moraleja, psicología y hip-hop uruguayo]. El problema con esto es que, como dijo el psicólogo francés Gustavo Le Bon,
cuando el error se hace colectivo, adquiere la fuerza de una verdad. Porque sólo dos cabezas que piensan bien piensan mejor que una.
Chimpancés, física y matemáticas
En primer lugar, los chimpancés son capaces de llevar cuentas sencillas: si ven que en un recipiente opaco se colocan dos bananas, y luego viene una persona y se lleva una banana, y luego vuelve y se lleva otra, saben que no quedan más y se van a hacer otra cosa que no es de tu incumbencia (cosas de monos). Si bien esta habilidad no es sorprendente, es un signo de inteligencia suficiente para postularse a la presidencia de Estados Unidos.
Es lógico que hayan desarrollado una capacidad para comprender cantidades y series. Saber cuántas frutas tiene uno, cuántas puede dar y cuántas tiene el otro para darnos es fundamental en sociedades donde existe el comercio. Quizá por la misma razón, los chimpancés adoran a los magos... la razón la dejo a tu imaginación –no a tu intelecto, que apenas es una imaginación frígida–.
Lo anterior refiere al cálculo de cantidades discretas, pero también tienen cierto entendimiento de cantidades continuas o abstractas: al ver cómo se llenan con jugo dos vasos opacos, eligen el que creen que ha recibido más, y son tan buenos en ello como nosotros. Hay algo de egoísmo o ambición en eso, al menos en comparación con un perro, al que puede ponérsele un plato lleno de comida y otro casi vacío y elegirá simplemente el que tenga más cerca (y no el que vio en el comercial de TV).
Chimpancés y arte
Hay muchos chimpancés artistas, no por entrenamiento, sino por pura vocación. De hecho, el mismísimo Picasso compró un cuadro pintado por un chimpancé llamado Congo. Según expertos, el estilo de Congo era "impresionismo lírico abstracto". Pero la cosa no termina ahí...
Probablemente sabías que hay monos actores, pero quizás no que también los hay cineastas. Una científica le dio a unos monos una cámara con pantalla integrada. Al tiempo, los chimpancés entendieron que la pantalla mostraba aquello hacia lo que apuntaba la lente y, aunque no supieran que estaban grabando esas imágenes, jugaban a enfocar diferentes escenas. Esta es la primera película enteramente actuada, filmada y dirigida por chimpancés. No es gran cosa, pero por algo se empieza...
siempre creí que la diferencia entre los juegos de hombres y los de mujeres era de origen puramente social, ahora tengo motivos para creer no es así o por lo menos no completamente.
ResponderEliminarel tema de los reflejos, que onda los delfines? ellos no saben que se trata de su propio reflejo?
otra cosa, todo bien con los animales artistas, pero a mi eso no me convence nadita.
muy buen post, en especial las imágenes (me gustaron mucho).
debí de a ver echo caso a la advertencia de las imágenes...tal vez algún día los chimpancés conquisten la tierra,
ResponderEliminartambién los mono son muy buenos asiendo herramientas de piedra funcionales.como siempre un buen toque de humor en la redacción del post, saludos por aya =]3
Muy interesante...creo que me iré a comer una banana
ResponderEliminarAl igual que el monito del mago yo tambien quede confundido.
ResponderEliminar¿como pudo sacar el mago una sandia de un maletin?
Porq era una sandia japonesa.
ResponderEliminarEsto te va a gustar mono: http://www.dailymail.co.uk/news/article-2011051/Black-macaque-takes-self-portrait-Monkey-borrows-photographers-camera.html#ixzz1RFuL92JZ
ResponderEliminarIncreible, como siempre excelente post, no sabia muchas cosas que pusiste, lo de las estrategias de guerra y el comercio con el sexo me causo mucha gracia jaja
ResponderEliminarsaludos!
Buenísimo como siempre, yo agregaría también este video a la parte de estrategia y guerra http://www.youtube.com/watch?v=GhxqIITtTtU
ResponderEliminarDonde se ve como el mono sabe lo que hace (mas bien tiene una idea aproximada de ello) sinó que se retira triunfante de la escena jaja.
Saludos.
jajajaja el mono con el arma definitivamente me ha hecho el dia
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=ho7-eMlU5fo
ResponderEliminarMuy bueni el post a veces se nos olvida que el resto de las especies no son un mero decorado sino que son seres vivos que no han tenido tanta suerte en la evolucion como nosotros. Y no me gusta lo de los monos artistas, no es por contradecir a picasso pero no se puede llamar arte a algo que se haga sin haber estudiado como hacerlo previamente porque se requiere de un conocimiento del lenguaje a utilizar para expresarte que no sale solo por intuicion ; ademas esto implica que los monos o cualquiera que se crea artista no sean conscientes del signiicado y el fin de haer arte con lo que se la desvirtua completamente. ;)
ResponderEliminarEs cierto que hay requisitos para hacer arte, pero los chimpancés pueden lograrlos: aprender técnicas y comprender lenguajes (incluso el lenguaje musical, sobre el cual escribí en el borrador de este post pero luego descarté). Congo es una de las pruebas. Esas manchas requieren tanta habilidad y contenido emocional como los de un niño que aprende a dibujar, y eso es una forma de expresión artística, especialmente desde el momento en que es consumida por otros individuos (humanos, en este caso). No creo que desvirtúe al arte en modo alguno; más bien lo amplía.
ResponderEliminar¿¿Un mono presidente de los EEUU?? ¿¿Qué eso ya no esta hecho?? Aqui en Venezuela tambien tenemos uno de presidente... o por lo menos eso parece, habria que esperar la confirmación de los cientificos que lo estudian...
ResponderEliminarEsta demostrado que el jugar a las muñecas no es una conducta aprendida entre las feminas humanas: se observo en una niña de unos cuatro años, la cual nunca había tenido una muñeca ni visto a otra niña jugar con una, tratando de hacer dormir a su camión de juguete entre unas mantas... lamentablemente estamos biologicamente adaptadas a la maternidad.
ResponderEliminarPD.: Siempre muy educativos tus post, es un gusto pasar por aquí de vez en cuando.
Solo me pregunto una cosa, porqué en la imagen de "chimpancés y arte" la sombra del mono saca el dedo del centro?
ResponderEliminarSiento fastidiar el post, no acabé de leerlo pero escribo este comentario con respecto a lo que se ha dicho sobre el hecho de que sea algo somatogénico.
ResponderEliminarSi así fuera...todos los humanos ladearíamos la cabeza al querer decir NO, pero esto no ocurre ya que los búlgaros(y posiblemente más pueblos) actúan de forma contraria, es decir, ladean la cabeza de lado a lado para decir SÍ.
Y es posible que en esos casos sea de origen cultural.
ResponderEliminar¿Se podria entrenar a monos, para que trabajaran en una fabrica?
ResponderEliminares genial y espeluznante a la vez, =(, la genete hasta pagaria por ver eso,
una alternatiba para los que no quieren ver monos en el zologico,
las inversiones de china se irian a africa