Cibermitanios

La realidad

La pregunta que encierra las respuestas a todas las preguntas.
Quiero que imagines que estás en una caja completamente cerrada sin saber lo que hay afuera. De hecho, sin saber tampoco qué hay adentro, porque está completamente a oscuras y en silencio. Pero te ingeniaste para hacer un pequeño agujero y espiar. Y entonces ves lo que hay al rededor de la caja: árboles, por ejemplo. No hay dudas, eso es lo que hay afuera, árboles, y a eso llamarás "realidad"... Porque el resto, el interior de la caja, está vacío.





Pero digamos que al hacer otro agujero en alguna otra parte de la caja, por ese agujero entran sonidos de pájaros y de arroyos. Y, al hacer un tercer agujero, la caja se inunda de aromas de flores. Y, por otro más, entra sabor a manzanas... ¿Cómo es posible que cuatro agujeros de la misma caja muestren cuatro cosas completamente distintas?

Ya te diste cuenta de que la caja es uno mismo y de que esos agujeros son nuestros sentidos, y de que cada sentido nos muestra sólo lo que puede de acuerdo con su naturaleza. Pero ninguna de las cosas que entran por esos agujeros son la realidad misma.

La realidad sigue afuera y no tenemos idea de cómo es. La realidad no se puede meter en la caja, sólo se proyecta en ella y, al hacerlo, se descompone, se transforma. Podríamos seguir haciendo agujeros y agujeros y siempre obtendríamos impresiones muy distintas de lo mismo, propiedades de la realidad: un color, un sabor, un sonido, una forma, una textura, una temperatura, una posición... Pero las propiedades de una cosa no son la cosa.

La realidad podría tener infinitas propiedades. Y, si ese fuera el caso, habría que tener infinitos sentidos para apreciarla, infinitos agujeros que harían que la caja dejara de existir y fuera una con su entorno. Sólo así estaríamos directamente inmersos en la realidad. Pero eso, obviamente, no está a nuestro alcance.


El sentido común y la libertad



Dicen que hay una tribu de aborígenes que cree que el pasado es algo que está delante nuestro, porque lo podemos ver, y que el futuro está detrás, porque es invisible.

Sentir que vamos caminando hacia el pasado con el futuro a nuestras espaldas es tan válido como sentir lo contrario. Si empezáramos hoy a imprimir nuestros calendarios desde atrás hacia delante, en poco tiempo toda la humanidad estaría acostumbrada a que el futuro ya pasó.

¿Qué es lo que pasa con las cajas de esa tribu? ¿Tienen ciertos agujeros que nuestra tribu no posee?

En realidad, sí. Pero se trata de otra clase completamente distinta de agujeros. Son de origen cultural. Es decir, productos humanos, fotocopias de fotocopias.

Los demás nos empiezan a agujerear la caja ni bien nacemos. Terminamos experimentando el tiempo como lo hacen los que nos rodean, no como alguna tribu lejana.

Así obtenemos ciertas impresiones acerca de la realidad que no nos llegaron desde la realidad misma. Y son muy difíciles de distinguir de las impresiones directas que nos otorgan nuestros sentidos. Nos llenan la caja con lenguaje, historia, humor, belleza, verdades, justicia, matemáticas y toda clase de "sentidos comunes" incompatibles entre sí... Todas ideas que no emanaron desde cosas, sino que se fabricaron dentro sujetos, cajas.

Si no le encontramos sentido a algo, buscamos un sentido prefabricado recurriendo al manual de coordenadas de dónde hacer agujeros. Un manual que entró por un agujero. Un agujero que nos hicieron otras cajas.

Los dos Grandes Agujeros Sociales de nuestra caja se llaman "Ciencia" y "Religión".

Religión tiene una misión crucial: la de crear y repartir una reducción general de la realidad que sirva de base a todas las cajitas para mantenerlas tranquilas entre la oscuridad de sus interiores y el brillo enceguecedor que las rodea. Tiene un método rápido y conveniente, especialmente porque ofrece respuestas incluso antes de que nos hagamos las preguntas. El método se llama "Ideología".

Ciencia, por su parte, es la que elabora y propone nuevas reducciones específicas de la realidad y ayuda a organizar y actualizar constantemente nuestras propias interpretaciones del afuera y del adentro. Su método es lento, complejo y muy ambicioso; tanto, que es el resultado de la comparación directa de las impresiones que entran en millones de diferentes cajas por el mismo tipo de agujeros. Si Ciencia encuentra una excepción válida, elimina la regla.

Ambas —Ciencia y Religión—, si miramos bien los agujeros propiamente dichos y no lo que ingresa por ellos, tienen un fin en común, que no es ni la verdad ni el dinero ni el amor: es la comodidad. Entre medio de ellas, aparece Filosofía para que no estemos demasiado cómodos con nuestros sentidos en común. Nos dice que ni Ciencia ni Religión nos pueden traer la verdad a la caja, sino sólo retratos o caricaturas de paisajes tan grandes que jamás podrían entrar.


Ser y crear



Estamos en la caja y tenemos que lidiar con eso. Tampoco es tan terrible. Si estuviéramos afuera, todos seríamos iguales, seríamos la realidad misma, no podríamos tener opiniones, ni emociones, ni deseos, ¡ni ideas! El hecho de estar adentro no es un error: es el fenómeno de la vida.

Hay miles y millones de cajitas. Cada una es una realidad aparte. A pesar de que tus ojos son casi iguales a los míos, hay de por medio una mente que interpreta lo que los ojos le transmiten. Los ojos miran; la mente ve

Todos miramos lo mismo, pero todos vemos cosas ditintas.

Tomar conciencia de que ver es una acción, un acto de la voluntad, algo activo y no una cosa que "nos pasa", nos puede dar toda una nueva y asombrosa experiencia de ser. Porque somos lo que experimentamos.

Lamentablemente, muchas más veces de lo que a cualquiera le gustaría reconocer, experimentamos sólo ideas preconcebidas, es decir, ideologías.

A diferencia de una idea que es un resultado abstracto elaborado provisoriamente a partir de una materia prima concreta y extensamente verificada, las ideologías parten desde lo abstracto, es decir, desde la interpretación que le conviene a su autor, y luego hacen los agujeros también donde les conviene para justificar esa conclusión. Más lamentable aún es que para seguir justificando determinada interpretación, agujerean a otras cajas.

Por muy útil y práctica que resulte una ideología, se trata de la peor estrategia posible en la búsqueda de la verdad; y si por alguna razón nos conviniera a todos vivir bajo la misma ignorancia, también es la peor herramienta para lograr un concenso. Es una condena a no ver nunca más nada mejor.

Esta mala praxis no es ni remotamente exclusiva de las religiones teológicas, metafísicas y místicas. No importa si a una religión la llamamos tradición, cultura, moral, ley, historia o —la más retorcida y peligrosa de todas— política. Importa que no refleja la realidad, sino una interpretación previa, una de infinitas posibles. Son contratos con letras demasiado pequeñas.

Si al final te parece que estamos encerrados y atrapados, no te olvides de que las infinitas configuraciones de agujeros posibles nos hacen potencialmente infinitos. Percibiendo, cambiamos nosotros mismos, creamos algo que antes no estaba allí. Como cajas, tenemos una libertad que va más allá de la supuesta realidad externa y fija... Somos nada menos que lo que le da sentido al universo. Ese sentido es infinito.

Por los poros de tu piel,
por el aire que respiras,
te llenas de la misma inmensidad.
Y somos tan libres que,
como artesanos,
construimos una cueva
para nuestra libertad...