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La Escala de Kardashov y la evolución tecnológica humana

¿Cómo nos vería una civilización extraterrestre promedio?
Es evidente que la Humanidad progresó muchísimo en su dominio de la naturaleza, y cada vez parece ir más rápido. Pero, ¿qué tan avanzados estamos desde un punto de vista universal? ¿Cómo nos vería una civilización extraterrestre promedio? Adoptar una perspectiva tan amplia puede hacer que nuestra humildad colectiva ocupe un lugar más realista en la inmensidad de posibilidades del universo...


Escala Kardashov


La escala Kardashov es un método para medir la evolución tecnológica de una civilización cualquiera, sea de humanos, hormigas o extraterrestres. Se divide en tres grandes niveles, de acuerdo a cómo la especie aprovecha la energía disponible:

  • Tipo I: la civilización gobierna todos los recursos energéticos de su planeta.
  • Tipo II: la civilización gobierna los recursos energéticos de su sistema solar.
  • Tipo III: la civilización gobierna los recursos energéticos de su galaxia.

En esta escala, el Ser Humano actual posee un nivel tecnológico de 0,72, es decir: aún no llega a aprovechar eficazmente los 174 cuadrillones de watts que la Tierra recibe del Sol. Por supuesto que seguimos avanzando:

Imperio Romano
Revolución Industrial
Era Moderna
Era Informática
Era de la Fusión Nuclear
Era Espacial
Minería Espacial
0,25
0,50
0,60
0,70
0,80
0,90
Tipo I
<500 d.c
>1700
>1900
>1990
?
?
~2200

El físico Michio Kaku (uno de los creadores de la teoría de cuerdas) ha propuesto un Tipo IV para esta escala. En él, la civilización sería capaz de explotar la energía de todo el universo, incluyendo la energía oscura. Aparentemente, ninguna civilización de otros mundos ha logrado esto aún, ya que se supone que su rastro estaría por todas partes, pero, quién sabe ¬¬

Carl Sagan sugirió que además habría que tener en cuenta la cantidad de información que una civilización puede manejar: clasificando la capacidad de procesamiento desde la A a la Z, la tecnología humana estaría en una etapa de Tipo 0,72 H. Vale aclarar que "I" sería H10, "J" sería I10, etcétera, por lo es un camino tan largo que ninguna civilización podría haber alcanzado el Subtipo Z, simplemente porque el universo es demasiado joven para tanta evolución.

Se me ocurre que esta escala científica permite, al menos teóricamente, la existencia de una civilización de Tipo IV Z, es decir, omnipotente y omnisciente :O

Pero volvamos a la realidad conocida :(

Dentro de nuestra modesta evolución tecnológica, ya hemos arribado a cinco estaciones energéticas:

  1. La utilización de nuestros propios músculos.
  2. La domesticación y cría de animales terráqueos (tracción a sangre).
  3. El cultivo de las plantas (agricultura/maderera).
  4. La explotación de los recursos naturales (carbón, gas, petróleo).
  5. La extracción de la energía de los átomos (fisión nuclear).

De más está decir que la cuarta etapa está en sus últimos días. La quinta aún tiene bastante por ofrecer, pero se basa igualmente en recursos limitados (átomos radioactivos) y se agotará tan rápido como la civilización crezca y desarrolle televisores de un millón de pulgadas.

Además, la ecuación que determina nuestra posición en la escala de Kardashov incluye tanto la cantidad de energía consumida como la eficacia con que se aprovechan esos recursos, y en esta última parte no nos va del todo bien.

En la lista anterior puede verse cierta lógica: no pudimos criar animales sin usar los músculos, por ejemplo, ni pudimos crear reactores nucleares sin la ayuda del petróleo, de manera que cada etapa es necesaria para llegar a la otra. Las etapas que nos aguardan, aunque no las conozcamos aún, deben seguir esa misma lógica.

¿Qué sigue?

Tipo I


Para merecer el nivel tecnológico de Tipo I, la Humanidad debería dominar completamente al menos una de estas tres fuentes de energía:

  • La fusión nuclear, que nada tiene que ver con la fisión, sino que se trata de recrear pequeños soles de laboratorio. Un reactor de fusión sería tan eficiente que podría abastecer de energía a toda la Humanidad durante un año a partir de sólo un litro de agua. Se avanza lentamente en este campo, pero el día menos pensado será realidad.
  • La recolección de antimateria, que por ahora es imposible para nosotros. Cuando la antimateria choca con la materia, se producen enormes cantidades de energía cinética (como en una explosión). Hablamos de tanta energía con tan poco combustible que, en cantidades iguales, sería cien veces más efectiva que la fusión nuclear del Sol. Una bomba de un kilo de materia/antimateria sería aproximadamente diez mil millones de veces más destructiva que los explosivos convencionales. El problema es usar esa energía sin tener que ir a buscar los dientes a Plutón.
  • La energía solar, en este u otros planetas vecinos, que es la más realista de las tres. Sin embargo, los actuales paneles solares no bastarían ni aunque los usáramos de sombrero. Las alternativas útiles son un poquito más colosales, como el anillo lunar que vimos anteriormente, o las plantas espaciales que están preparando los japoneses. Cualquiera sea el caso, tecnológicamente hablando, el uso de la energía solar parece un paso absolutamente obligatorio, y podríamos lograrlo en los próximos 100 años.

O bien, encontrar en el espacio una barrita de cereales del tamaño de Saturno.


Tipo II


Para llegar al Tipo II, habría que utilizar alguna tecnología similar a estas:

  • Una esfera de Dyson. Es decir, encerrar a la Tierra y al Sol dentro de una burbuja gigantesca para acaparar el máximo de luz y calor con nuestra tecnología del Tipo I. La esfera de Dyson no necesariamente debe ser una cáscara sólida y cerrada, sino que podría formarse con millones de objetos en órbita, bastante distanciados entre sí, que en conjunto reflejaran gran parte de la energía de vuelta hacia la Tierra. La idea no es descabellada (funcionaría), pero tranquilamente podemos descartarla por varios milenios. Sin embargo, otras civilizaciones podrían haber creado algo similar, y varios astrobiólogos enfocan su búsqueda en las señales infrarrojas que emitiría una estructura de esta clase.
  • Un agujero negro artificial. Cuando un agujero negro succiona grandes cantidades de masa, libera chorros de plasma con una fuerza asombrosa. La idea sería "alimentar" un agujero negro con masa de alguna estrella cercana y capturar los chorros que escapan de su gravedad con algún dispositivo, así como un molino capta la fuerza del viento, lo cual nos daría más energía que cientos de millones de soles. Dadas las enormes distancias hasta los agujeros negros más cercanos, podría ser más fácil crear un agujero negro por medios artificiales y dejar que se desayune a Júpiter, por ejemplo.
  • El pastoreo de estrellas cercanas. Si nuestro Sol no fuera suficiente -incluso con una esfera de Dyson-, podríamos robar la energía de otros sistemas solares deshabitados. El problema con estos métodos es traer la energía hasta la Tierra. Quizá sea más sencillo mudarnos a un planeta más rico cuando este ya no nos ofrezca la energía necesaria, que es más o menos lo que venimos haciendo desde hace milenios. Pero es mucho más probable que la humanidad (o lo que sea que seamos para ese entonces) no dure más que lo que puede durar nuestra hermosa estrella.

Se calcula que podríamos pisar este segundo escalón aproximadamente en el año 5200.


Tipo III


Las tecnologías del Tipo III están mucho más allá de lo imaginable; deberíamos utilizar los métodos del Tipo II en diferentes galaxias o en el centro mismo de la Vía Láctea, donde se cree que hay un agujero negro supermasivo con miles de millones de veces la energía de cualquier estrella, o quizá alguna otra tecnología aún sin ser soñada por nadie. Las predicciones actuales sitúan este objetivo para el año 7800, si nos fuera posible viajar entre galaxias.

El viaje intergaláctico a velocidades sensatas para la duración de la vida humana sería teóricamente posible por medio de la Métrica de Alcubierre, es decir, curvando el espacio-tiempo para viajar más rápido de lo que lo haría la luz en línea recta.

Suena bastante increíble que el Ser Humano pueda extenderse tanto por la inmensidad del espacio interestelar, pero realmente no es más improbable que la de idea de una célula surgiendo de la materia inerte y transformándose en un millón setecientos cincuenta mil especies, una de las cuales ya tiene Internet, aviones y máquinas para romper los átomos y aspira, apenas tres mil quinientos millones de años más tarde, a llegar al Tipo I en la escala de Kardashov.