La ciencia es un fenómeno natural: es el modo de la naturaleza de explicarse a sí misma. Todo lo que existe es natural (en tanto ocurre en la naturaleza), aunque explicarlo cueste un poco. Por ejemplo, aquello que llamamos "muerte por causas naturales": en realidad, lo que sucede es que, a medida que envejecemos, vamos perdiendo el olfato, nos ponemos cada vez más perfume y finalmente morimos asfixiados o envenenados.

En ocasiones, la ciencia puede facilitar tanta belleza como el arte. No pretendo decirte qué es bello y qué no, porque la belleza es subjetiva. Pero tengo experiencia en ser otra persona toda mi vida, lo cual me habilita a alardear de cierta objetividad: Si somos diez personas en la habitación, soy una vez yo y nueve veces otro. Me pasa todo el tiempo. Incluso ahora soy siete mil millones de veces más objetivo que subjetivo...

Dicen que no hay nada nuevo bajo el Sol, pero eso no significa que todo siga igual. Las novedades generalmente se componen de cosas viejas en distinto orden; lo nuevo es otra forma de mirar lo viejo. Quizá hasta sea el secreto de la eterna juventud, el antídoto del aburrimiento, la rutina, la costumbre y la mediocridad. Aquí te dejo un ramo de cosas viejas...

La diferencia entre un mal mago y un mal músico es que, cuando la gente ve al segundo, no deja de creer en la música. Pero el mundo está lleno de prestidigitadores de ideas, ilusionistas de noticias, falsos médiums, clarividentes, faquires, taumaturgos y malabaristas que no son tan fáciles de reconocer. Lo que sigue es el análisis detallado de ínfimas partes de esa realidad, por si aparece alguna carta bajo alguna manga...

Lo mágico de mirar una película no es no hacer nada sino aceptar que no tenemos ningún control de lo que sucede. Un placer similar tiene lugar cuando entendemos que no existe el libre albedrío y que, por ejemplo, no podemos hacer nada para frenar el cambio climático, aún cuando sabemos lo que hay que hacer y podríamos hacerlo. La buena noticia es que, en esta película, las palomitas de maíz se harán solas...

Estamos en guerra contra la estupidez del mundo, una guerra de un sólo ejército e infinitos bandos. Lo que sigue es un catálogo de pequeñas armas que, usadas en el momento oportuno, pueden ayudarnos a ganar una batalla desconcertando tanto al enemigo que éste acceda a convertirse en amigo o, si no queda otra opción, convenciéndonos de unirnos a él. Lo importante es cambiar algo.

A veces, cerrar una aplicación demora más que abrirla, o cancelar una tarea tarda más que dejar que termine. A veces, investigar y escribir sobre ciencia lleva más tiempo que inventarla o descubrirla. A veces, matemáticos, lingüistas y supercomputadoras aunan sus fuerzas para descifrar el código de un misterioso texto milenario. 50 páginas más tarde, resulta que no decía nada importante.

El lector atento notará en cada una de las siguientes noticias una validación de estas palabras de Julio Verne: La ciencia se compone de errores, que, a su vez, son los pasos hacia la verdad. Casi como explicando a Verne, dos siglos antes, dijo Cervantes estas otras: Ninguna ciencia engaña; el engaño está en quien no la sabe. Y no hay nada más que decir para quien sabe escuchar.

Cada tanto, la ciencia recuerda que debe ponerse al día con la ciencia-ficción, y como resultado este es el mes de los robots: uno que ayuda a comunicarse entre sí a distintas especies de animales, otro que sirve de segundo cuerpo a personas con movilidad reducida y uno más que viene a reemplazar a las mascotas orgánicas... ¡Pero eso no es todo! Por si fuera poco, hay más. Porque sería poco...

Cualquiera familiarizado con el principio de Pareto sabe que a continuación verá sólo un 20% de las noticias más relevantes, porque lo irrelevante consume el 80% del tiempo: la mayor parte del trabajo (buscar, leer, interpretar y filtrar) es sólo para lo que no vale la pena. Ese es mi invisible regalo en cada una de estas entregas. Lamentablemente, a veces como ahora, en el proceso de abrir moluscos, quedan pocas perlas...

Todavía hay gente que cree que la Tierra es plana. De hecho, mucha más gente lo cree hoy que en la época de Colón, cuando todo el mundo sabía que era más o menos esférica. Es que ahora está de moda contrariar a la ciencia –y además la ciencia nos ofrece mejores herramientas para hacerlo–. Y está bien. Hay que hacerse un camino hacia el conocimiento y no sólo aceptar lo que nos dicen. O al menos eso dicen...

Sabemos que "un faraón" construyó una pirámide, pero la crónica olvidó a los esclavos, que fueron los que realmente hicieron algo. En esto se parece algo la historia al progreso: Así como a la historia la escriben los vencedores, al progreso lo hacen las costumbres que prevalecen, a costa de infinitas alternativas que caen en el olvido. Cada página escrita es la demolición de una biblioteca.

Antes de empezar... Maldición, ya empecé. Quería desearte un buen año, pero ya es tarde. Tendrás que conformarte con el año que te toque. De un modo u otro, si no cambian las leyes de la física, espero que el paso del tiempo te vuelva cada vez más viejo y, en consecuencia, cada vez más nuevo, es decir, distinto. Que todo cambie. Nada le agrada más al universo que la transformación, el reciclaje perpetuo...

Regocijémosnos ante el hecho de que cualquiera de nosotros sabe más de ciencia de lo que sabía Leonardo da Vinci. Cualquier idiota puede inventar algo más o menos digno (digno de un idiota, pero un invento al fin) y, por si fuera poco, mostrárselo a todo el mundo. Lo que nos diferencia de Leo no es saber, sino hacer. Pero eso está en tus manos. Mientras tanto, he aquí más conocimiento para ridiculizar a los genios renacentistas...

Lo dice el sentido común: Una buena decisión tomada tarde es una mala decisión. Y ya es tarde para ciertas cosas. También un decisión no tomada es una mala decisión. Y ya postergamos y evitamos muchas decisiones, como todas las referentes a detener el calentamiento global antes de que las consecuencias negtivas fueran irreversibles. Ya es tarde. Va a ser peor, pero YA ES TARDE...

He aquí, entre muchas otras, una pardoja del fanatismo: Si tu felicidad depende de un equipo de fútbol, depende de algo que no depende en absoluto de lo que puedas hacer. Así que, en el fondo, es una cuestión sumamente irracional, ni siquiera una elección. A mí, en lugar del fútbol, me tocó ser fan de la indiferencia competitiva. Es el destino. O el desatino... No leí bien la galleta de la fortuna.

De ningún modo las siguientes palabras significan que la realidad sea así. Son sólo un modo de hablar de la realidad. Y, como sé que muchos entenderán mal, literal o incompletamente, estos pensamientos escritos, y que otros los usarán para contradecirme o ridiculizar las ideas a las que refieren, me apresuro a rogarles que, en todo caso, citen únicamente esta frase: Me arrepiento de todo lo que dije.

A veces, saber más nos hace sacar peores conclusiones. Por ejemplo, algunass de las cosas que leerás a continuación podrían hacer que compres muchos gatos para ser más audaz, que te alimentes con naranjas para tener visión nocturna y que, cuando veas a un hombre de traje y corbata, llames a una ambulancia. Por eso hay que analizar la ciencia. Sólo los necios creen que saber habilita para dejar de pensar...

Hay verdades de la razón y verdades de la experiencia, es decir: verdades a priori y a posteriori, ideas y hechos. Sólo cuando estos dos aspectos de algo coinciden plenamente se puede empezar a hablar de conocimiento científico. Lo sagrado en la ciencia no es ella misma sino la alineación de estas dos verdades; todo lo demás puede —y debe si es necesario— cambiar: sus métodos, sus ideas fundamentales, su lenguaje...

La ciencia es el ejercicio del derecho a tomar decisiones. Es el primero de los pecados, diría Nietzsche. No hace falta usar telescopios ni tubos de ensayo ni lograr cambiar más de un metro cuadrado de mundo: se hace ciencia al desafiar el status quo: al probar otro color de ropa, al experimentar con los ingredientes de la comida, al usar otras palabras para decir lo mismo, al usar las mismas palabras para decir otra cosa...