Cibermitanios

Premios Nobel 2016

Los herederos de le bendición de Alfred.
Imagina un mundo donde, en lugar de dejarle sus cosas a su familia al morir, cada uno compartiera su riqueza (poca o mucha) con los que más han hecho por la humanidad entera –quienes, después de todo, beneficiarán también a su familia en generaciones futuras–. Eso es lo que hizo Alfred Nobel con sus millones. Sus representantes han decidido repartir la fortuna entre los siguientes pseudo-herederos...



Premio Nobel de Medicina

Para: Yoshinori Ohsumi.
Por: Descubrir la papelera de reciclaje celular.


En una estructura como uno, que está en constante ciclo de construcción y destrucción, es necesario algún mecanismo de reciclaje. Ohsumi descubrió cómo las células de un mismo organismo son capaces de comerse a sí mismas bajo ciertas circunstancias, habilidad que fue denominada "autofagia" (que significa "comerse uno mismo", porque los científicos están tan absortos en su trabajo que aún creen que el griego está de moda)...

La primera vez que se observó dicho proceso fue medio siglo atrás. Sin percatarse de estar bajo la lente de un microscopio, una célula destruía sus propios orgánulos encerrándolos con una membrana, como si los quisiera asfixiar o estrangular. Instantes después, estas bolsas de "basura" eran transportadas hacia el lisosoma, un compartimiento especial que hay en cada célula.



Décadas más tarde, Ohsumi ideó complejos y diminutos experimentos para analizar este comportamiento y logró describirlo con detalle genético. En resumen: en lugar de reparar sus partes dañadas, la célula las destruye y usa sus nutrientes para generar nuevas piezas y aprovecha la energía liberada como combustible.

Las instrucciones para esta tarea constante están almacenadas en apenas 15 genes. El más mínimo error de transcripción puede hacer que las células autofagociten de más o de menos, lo cual puede causar enfermedades que van desde el cáncer hasta el Parkinson (y a veces vuelven, aunque el camino inverso suele ser más turbulento).


Premio Nobel de Física

Para: David Thouless, F. Duncan Haldane y J. Michael Kosterlitz.
Por: Descubrir la naturaleza escalonada de la materia.


A todos nos enseñaron que la materia tiene diferentes estados. Pero, de hecho, la materia es diferentes estados. ¿De qué? Unos dicen que de fluctuaciones cuánticas, otros dicen que del alma. La conversación entre unos y otros no se lleva a cabo porque los primeros están muy ocupados estudiando la realidad. Afortunadamente para los otros, el alma no parece necesitar de la realidad (porque no existe).

Como sea, estos tres descubrieron que los cambios de estado de la materia son discretos, es decir, que cambian "de golpe", no habiendo una transición por estados intermedios. Llevado a un plano conocido, esto significaría que, aunque en realidad el agua pueda estar "semilíqiuda", por ejemplo, cada una de sus propiedades es 100% líquida o 100% sólida... como la dignidad.



Pero el descubrimiento afecta más bien a los estados exóticos de la materia (superconductores, superfluidos, superetcétera). Entre otras cosas, reveló que en ciertos estados la materia forma capas tan finas que posee cualidades bidimensionales o incluso unidimensionales. También mostró que, mientras que los cambios de fase normales se producen por cambios en la temperatura, "sub-estados" completamente distintos pueden aparecer al variar otros aspectos, como la rotación de las partículas en el cero absoluto.


Premio Nobel de Química

Para: Jean-Pierre Sauvage, J. Fraser Stoddart y Bernard Feringa.
Por: Jugar con los LEGOs del universo.


Quiero dedicar este pre... Ah, no. No era para mí.

Con suficiente paciencia, alguien podría armar todo un universo. Tres científicos ya empezaron a hacerlo. Átomo por átomo, con un pomo de fuerza nuclear como pegamento y una bolsa de electrones como bisagras, fueron creando máquinas infinitesimales con funciones muy específicas. La piezas están ahí, desparramadas por el cosmos, y sólo es cuestión de hacer algo útil con ellas...



Los logros de estos nóbeles incluyen cadenas cuyos eslabones son moléculas (catenanos), anillos que giran sobre un eje molecular (rotaxanos) y nanomotores que transforman las turbulencias naturales del mundo microscópico y que son capaces de mover objetos 10.000 veces más grandes que ellos mismos.



Esto es apenas el principio de una era tecnológica tan impensada como lo fue la invención del primer motor a vapor. Pero no se trata en absoluto de hacer lo mismo más pequeño: a escala molecular, hay otras fuerzas que entran en juego creando nuevos efectos que recién vamos descubriendo. Es esencialmente una puerta creativa para hacer cosas que no tienen precedente siquiera en la imaginación.


Premio Nobel de la Paz

Para: Juan Manuel Santos.
Por: Hacer lo que tiene que hacer.


Que no engañe el diminutivo: "guerrilla" tiene más de guerra y de metralla que de parrilla. El mundo necesita santos más que nunca. Este no será el mejor, pero estuvo en el lugar correcto en el momento indicado. De no haber existido el presidente colombiano en cuestión, podrían haberse acumulado aún más muertes a las cientos de miles que sufrió su país durante el último medio siglo a manos de las fuerzas revolucionarias.

Lo cierto es que cualquiera hace revolución con suficientes armas, pero la evolución se hace con la cabeza. Y si bien Juan Manuel Santos no es por sí solo dicha cabeza, al menos aportó la cara al deseo del pueblo de superar esta triste situación (lo más triste es que no todo el pueblo lo quiera).

Una vez más, el comité Nobel hace uso de su influencia mediática para llamar la atención del mundo hacia conflictos realmente no resueltos, que es donde más atención se necesita. Quizá alguien deba darle un premio a estos premiadores...




Premio Nobel de Literatura

Para: Bob Dylan.
Por: Hacer florecer la música norteamericana.


Dylan es de esos músicos que son más bien poetas con banda sonora. Sin ser prodigioso en ninguno, exploró decenas de géneros y dejó en casi todos ellos semillas que hoy son bosques (incluso en la pura literatura).



Al mundo le pueden sobrar mil cosas, pero nunca poetas.


Premio Nobel de Economía

Para: Oliver Hart y Bengt Holmström.
Por: Agrandar la letra pequeña.


La Economía es un fenómeno natural que toma sus fuerzas del deshielo de la Física y se nutre hasta de causes de la Biología. En esta analogía fluvial, los contratos son esos puntos en donde las aguas se dividen o se suman, donde el poder social se reparte o se mancomuna.

Los contratos rigen la sociedad. Apenas pueda decirse que ésta es algo más que contratos, aunque sean tácitos y flexibles, que hasta regulan la familia y la amistad. Silenciosamente, intervienen en el equilibrio de la cosas y definen día a día nuestro destino global. Semejantes objetos requieren un estudio científico.

Y aquí es donde entran Hart y Holmström, quienes estudiaron el fenómeno y se dedicaron a diseñar modelos de contrato óptimo. Por ejemplo resumido, el contrato laboral de un empleado debería contemplar no sólo su impacto en la empresa en que trabaja sino también a las otras empresas, sean de la competencia o incluso de las que se benefician por su crecimiento.

Otros aspectos de la teoría explican que –muy básicamente– cada empleado es también un inversor, un accionista de la compañía. Y que, en tal caso, debería tener más derecho a tomar decisiones importantes cuanto peor sea el rendimiento de la misma, mientras que la gerencia debería limitarse a las decisiones en momentos de prosperidad económica.