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Los celulares del futuro

Los teléfonos del futuro nos parecerán en diez años como hoy nos parecen los de hace un siglo...
Hoy, Apple gana 300.000 dólares por minuto. Gran parte de esa suma corresponde con la venta de iPhones. Más gente en el mundo tiene iPhones que inodoros. Estas estadísticas nos parecerán en diez años como hoy nos parecen las de hace un siglo. Porque la tecnología avanza de manera exponencial: obedeciendo la Ley de Moore, se vuelve cada vez más barata, pequeña y potente al mismo tiempo...


Por ejemplo concreto, fabricar un iPhone 5 en 1991 hubiese costado 3,56 millones de dólares –teniendo en cuenta, entre otras cosas, que un disco rígido de 1 GB hubiese salido casi 10.000 dólares y hoy apenas cuesta 4 centavos–.

En cuanto a la energía, un iPhone consume hoy el equivalente a $ 0,25 por año, incluso agotando y recargando la batería todos los días. Si todo sigue así, en cien años un sólo iPhone tendrá más energía que todo el universo. Bueno, más o menos...

¿Qué depararán la Ley de Moore y las nuevas tecnologías para el futuro de los celulares?

Analicemos parte por parte...


Tamaño


Cuentan que Steve Jobs lanzó el primer prototipo de iPod a una pecera para demostrar, con las burbujas de aire que salían, que había espacio vacío y que podía hacerse más pequeño. Esa filosofía de lo compacto no será abandonada –aunque ideas opuestas, como "Ahora que quitamos esa molécula de oxígeno del aparato, podríamos meterle un didgeridoo", puedan entorpecer el avance–.

Como sea, podemos esperar que lo que hoy cabe en una mano –incluyendo gigas de almacenamiento y cámaras– quepa en unos años en un milímetro cuadrado, probablemente implantado en tu cerebro. Y apuesto a que tu cerebro tiene espacio libre para albergar incluso un Nokia 1100, así que no habrá demasiada polémica cuando llegue ese momento. Todo el mundo sabe que es posible pero nadie cree que realmente vaya a ocurrir. Error.


Energía


También mejorarán las baterías, así que no habrá que preocuparse por la energía. Llegará el día en que, en lugar de recargar el celular en un tomacorrientes, enchufes la casa al teléfono para encender todas las luces. También quizá puedas usarlo como arma de defensa personal dando descargas eléctricas. Y eso me da otra idea: ¿Por qué no aprovechar la energía natural y simplemente construir los teléfonos dentro de anguilas?

Aunque todo esto esté lejos (aún) de la realidad, ya han ideado y comercializado un método para recargar el teléfono con tu propia orina. Nada se puede descartar. Los recientes avances también alientan la posibilidad de obtener energía directamente del aire, del agua caliente y del Wi-Fi u otras señales presentes. O quizá metiendo el teléfono en el horno de microondas –cosa que no recomiendo hasta que se aprueben mis propuestas legislativas para cambiar las leyes de la física–.


Velocidad


Cualquier internetista serio sabe que los celulares de hoy son más potentes que la computadora que hizo posible alunizar al Apollo 11. Y eso no es nada: podrían incluso haber hecho que el Apollo 13 explotase mucho mejor. Dentro de un smartphone cualquiera hay cerca de 250.000 patentes de última generación, más que en cualquier otra creación humana de uso cotidiano; miles de años de evolución tecnológica convergen ahí para que puedas acceder sin preocupaciones a los más revolucionarios videos de gatitos.

Junto con la evolución de la red, llegará un punto en que la velocidad de transferencia iguale a la de lectura de un disco rígido, y entonces el concepto de "descargar" no tendrá sentido; los celulares dejarán de tener memorias de almacenamiento, todo se guardará en la nube y será de acceso instantáneo, como al cambiar de canal en la TV. Esencialmente, los teléfonos serán controles remotos con pantalla.


Potencia


Estamos acostumbrados a que hardware y software nos den cada año más de lo que imaginábamos el año anterior. Pero pocos entienden lo que la transformación exponencial de la tecnología implica. El potencial de un iPhone a corto plazo es tan grande que las condiciones de uso incluyen una cláusula que obliga a comprometerse a no utilizar productos de Apple para crear bombas atómicas. 100% verdadero.

Si bien la Ley de Moore pone límites al menor tamaño que se pueda lograr, no los hay en cuanto a la cantidad de conexiones que se puedan hacer. Como en un cerebro, más conexiones significan más potencia, y gracias a la transmisión inalámbrica de datos, en poco tiempo, todo estará conectado con todo. A nivel biológico seguiremos siendo manadas, pero en lo social seremos colmena. La potencia de procesamiento de todos los celulares interconectados supera por mucho a la de cualquier supercomputadora que se pueda construir, y tendría acceso a prácticamente todos los datos de la Humanidad al mismo tiempo.


Forma


Antaño nuestros abuelos sacaban el reloj del bolsillo, asegurado por una cadena, para mirar la hora. Luego vinieron los relojes de pulsera y todo cambió (especialmente al industria de las cadenas). Ahora volvimos a la tradición de tener que sacar algo del bolsillo. El próximo paso lógico es volver a las muñecas transformando los teléfonos en handsets, y para eso ya hay tecnología de pantallas flexibles. Lo que falta es hacer maleable al resto del teléfono, pero Apple ya está trabajando en ello.

De hecho, una de sus patentes sugiere que habrá pronto iPhones completamente flexibles. La utilidad de esto va más allá de hacer catársis cuando se quiera estrangular a un interlocutor de WhatssApp. Podría, por ejemplo, doblarse el celular de determinada manera para activar alguna función. Y las nuevas apps podrían sacar provecho de eso como ahora lo hacen con la inclinación y movimiento del teléfono o su ubicación dentro del planeta.

Las pantallas flexibles se popularizarán cuando evolucionen un poco más los OLEDs –diodos orgánicos basados en las células de los peces electroluminiscentes y otros animales implantados por los extraterrestres–. Mientras tanto, otras formas basadas en componentes expandibles ayudarán a revivir antiguas costumbres incluyendo desde teclados físicos hasta quizá máquinas de escribir, telégrafos y ábacos.


Interfaz


Ya hay patentes para hacer que la pantalla detecte el movimiento tridimensional de la mano al rededor de ella, en el eje Z del espacio (el aire), como una especie de Wii. Con esto se podrían manipular objetos 3D en la pantalla, que a su vez podrían representar y mover objetos del mundo real. Combinado con tecnología háptica que simule sensaciones táctiles mediante ultrasonido, uno podría palpar en el aire aquello que está manipulando. En otras noticias no relacionadas, mi hechicera de cabecera dice que ve un gran futuro para el porno de bolsillo.

En un futuro más inmediato, veremos a los próximos iPhones tener pantalla táctil en los costados, lo cual permitiría personalizar los botones de uso más frecuente, entre otras cosas. Y quizá más adelante la pantalla sea de 360º. ¿Por qué no? Uno podría, por el reverso del celular, volver ver la cara de sus amigos mientras éstos están completamente ausentes de la realidad mirando su propio lado de la pantalla.


Accesorios


Las fundas y cubiertas dejarán de ser el equivalente de los manteles de mi abuela para celulares y se convertirán en cosas útiles y agradables a la vista, cosas que tal vez denominemos "smartcases". Una de ellas, por ejemplo, ya está en desarrollo y permite transformar el teléfono en una filmadora profesional. En la misma línea, podría lograrse transformar el dispositivo en una infinidad de otros.

El lema será "Un smartphone para dominarlos a todos". Encontrar el Norte, planchar la ropa, matar un oso, escalar el Everest... Casi todo será posible con el accesorio adecuado. Incluso, para una inmejorable performance en las selfies, los teléfonos del futuro vendrán con espejo, baño e inodoro incorporado. El software te alertará si no pusiste boca de pato y te obligará a posar nuevamente.


Más allá del futuro (?)


En las noticias de avances científicos de los últimos años hemos visto características que casi sin dudas tendrán todos los celulares: reconocimiento del usuario por su rostro, voz o forma de mover los dedos, recarga de la batería con viento o simplemente dejándolo cerca de una fuente de energía, lentes para transformar la cámara en potentes microscopios y telescopios, teclados holográficos, proyectores 3D y cámaras de fotos re-enfocables.



Pero lo importante es que los teléfonos se van a convertir en controles remotos universales. Primero, porque llegará un punto en donde, en lugar de agregarle cosas a un mismo aparato, convendrá quitarle partes a otro. No hay razones para que tu dron tenga un mando exclusivo si puede controlarse con el teléfono. Más aún, es posible que el mismo teléfono tenga hélices y un asiento para llevarte a pasear. Y notarás que llamarlo "teléfono" dejó de tener sentido hace ya mucho tiempo...

De modo parecido, prácticamente todo puede enlazarse y controlarse con un mismo dispositivo. Tal vez en el futuro todos los botones del mundo existan únicamente en los teléfonos. Lo curioso de dicha posibilidad es que, en realidad, el mundo pasaría a ser un celular sin que nos demos cuenta. Tienen suerte los angloparlantes, porque les costará menos la adaptación: "cell phone" ya incluye al palabra "celda".